La M-30 de Madrid se ha consolidado como una de las carreteras más transitadas de Europa, ocupando el segundo puesto en el ranking de vías con mayor densidad de tráfico en el continente.
Este anillo de circunvalación, que rodea el centro de la capital española, es una arteria vital para la movilidad urbana, conectando todas las autopistas radiales que entran y salen de la ciudad.
Con una longitud de 32,5 kilómetros, la M-30 soporta un tráfico diario que supera los 300.000 vehículos en días laborables y suma cerca de un millón de desplazamientos.
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Ubicación estratégica
El alto volumen de tráfico en la M-30 se debe a su estratégica ubicación y a la eficiencia de su diseño, que combina tramos en superficie y subterráneos.
Los túneles del by-pass sur y los tramos junto al río Manzanares permiten una circulación más fluida, con límites de velocidad diferenciados de 90 km/h en superficie y 70 km/h bajo tierra. A pesar de la gran cantidad de vehículos que transitan por esta vía, la M-30 mantiene una velocidad media de aproximadamente 69 km/h.

En comparación con otras carreteras europeas, la M-30 se encuentra solo por detrás de la M25 de Londres, que es la carretera más transitada de Europa. La M25, con sus 188 kilómetros de longitud, registra un tráfico anual de aproximadamente 400 millones de vehículos. Otras vías con alta densidad de tráfico incluyen la A86 en París, la A10 en Ámsterdam y la A1 que conecta París con Lille.
El estudio
El estudio realizado por Emesa, la empresa encargada de la gestión de la M-30, destaca la importancia de esta vía no solo para Madrid, sino también para el conjunto de la red viaria europea.

La M-30 no solo facilita el flujo de tráfico local, sino que también desempeña un papel crucial en la distribución del tráfico de larga distancia que atraviesa la capital española.
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