Para la mayoría de las personas, la compra de un automóvil es la segunda más importante en cuantía por detrás tan sólo de la vivienda. Así que no errar en la decisión se antoja esencial para rentabilizar en la medida de posible el dinero y disfrutar de las ventajas que se persiguen con su adquisición.
Y no siempre es fácil elegir entre el enorme abanico de posibilidades existentes, así que hacerse algunas preguntas sencillas (incluso obvias aunque a menudo se ignoren) puede ser determinante para acertar. Esto es lo que siempre nos deberíamos cuestionar antes de comprar un coche:
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¿Para qué voy a usarlo?
Lo más evidente. No es lo mismo un automóvil para viajar con la familia que un biplaza descapotable para disfrutar durante el fin de semana. Y sin llegar a esos extremos, las mismas necesidades pueden verse cubiertas por diferentes tipologías: un monovolumen, un todocamino, una ranchera, una berlina… Es básico definir el uso principal que se le va a dar al vehículo, el tipo de recorrido que se realizará de forma más frecuente, la ocupación más frecuente de sus plazas, la necesidad de maletero…
¿Cuál es el presupuesto?
Puede parecer otra obviedad, pero no pocos son los compradores que caen su propia trampa por carecer de un presupuesto claramente definido. Sea en un pago al contado o financiado, es más que aconsejable contar con un presupuesto cerrado, con un margen de variación reducido sea por arriba o por abajo. De otro modo, podemos vernos haciendo frente a un compromiso económico por encima de nuestras posibilidades, la tentación de tener un coche mejor suele aparecer y los comerciales son, lógicamente, especialistas consumados en el «por un poco más…» que nos aboca a un gasto excesivo y quizá innecesario.
¿Qué combustible?
La pregunta del millón y cada vez de una respuesta más compleja, entre otros motivos porque a la ecuación se han incorporado las opciones que representan las motorizaciones eléctricas, híbridas, híbridas enchufables, híbridas suaves, GNC o GLP. Retrocedemos a la primera cuestión sobre el tipo de utilización, puesto que es igualmente clave para resolver este dilema.
Los factores básicos a considerar al comprar coche son el kilometraje a realizar y el tipo de vías en las que se hará: un eléctrico puede servir para la ciudad pero no para viajar, mientras que en la actualidad es obligado realizar un gran número de kilómetros para que realmente la opción del gasóleo sea claramente ventajosa frente a la de la gasolina. Aunque muchos siguen apostando por el diésel, el cambio de tendencia es claro hacia motores de gasolina cada día más eficientes. Sin olvidar el crecimiento de las soluciones electrificadas.
¿Podré mantenerlo?
El desembolso por comprar coche no se limita, claro está, a su propia adquisición. Después toca mantenerlo y no es precisamente barato. Es habitual que un automovilista decida realizar un esfuerzo económico añadido al comprar coche, darse ese capricho por el que ha suspirado tantas veces, pero es conveniente evaluar el precio del servicio de posventa.
Las marcas de referencia en los segmentos superiores suelen mantener esa exclusividad en sus piezas de recambio, revisiones y mantenimiento. Así que se debe tener muy claro que podemos pagar nuestro flamante coche para sacarlo del concesionario pero también hacerlo del taller cuando necesite un repasito. En este capítulo hay que incluir el presupuesto del seguro, que lógicamente será más elevado cuanto mayor sea el precio del vehículo si nos decantamos por la opción de una póliza a todo riesgo.
¿Cada cuánto lo cambio?
Hay quien prefiere comprar coche cada tres o cinco años y quien lo mantiene mientras sea capaz de moverse… Con esta variedad de planteamientos resulta obvio que la elección de compra plantea igualmente muchas alternativas. Si la renovación no se prolonga en el tiempo se puede ser algo más frívolo en la decisión, una equivocación no será demasiado grave; si se busca un coche para muchos años, lo indicado es decantarse por las marcas de mayor fiabilidad incluso pagando algo más; si nos interesa que la devaluación sea la menor posible también hay otras que se definen por esta cualidad de un valor de recompra superior; una pareja con idea de tener hijos debería considera previamente sus necesidades de espacio futuras si no quiere verse obligada a cambiar de coche en un par de años… En fin, matices múltiples que también hay que poner sobre la mesa para evitar decepciones con la elección.
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