La manía de muchos conductores en la gasolinera que solo sirve para gastar dinero y es un peligro para el coche

Las paradas en la gasolinera son la cita obligatoria para todos los conductores de coches con motor térmico. Para que los repostajes sean seguros, es importante seguir una serie de pasos antes de meter la manguera del combustible en el depósito.  

Por ejemplo, el motor del vehículo tiene que estar apagado, incluidas las luces y los sistemas multimedia. Igualmente, está prohibido fumar en las inmediaciones de los surtidores y es aconsejable no manipular el teléfono móvil.

Además de estas medidas de seguridad, que son de cumplimiento obligatorio bajo amenaza de sanción, hay una serie de consejos muy útiles para que el llenado del depósito sea satisfactorio. 

A la hora de repostar combustible, muchos conductores tienen manías y gestos habituales que resultan más dañinos que útiles. Se trata de forzar el boquerel o boquilla de la manguera cuando esta salta al finalizar el llenado del depósito.

Por qué no hay que forzar la manguera del combustible

El surtidor de combustible tiene una válvula de seguridad que detecta cuando el nivel del combustible llega al máximo de la capacidad del depósito y salta, cortando el flujo del líquido. Al contrario de lo que muchos puedan pensar, si vuelve a iniciar el llenado no se está repostando más combustible en realidad, ya que el carburante no pasa al depósito. 

Los expertos explican que, gracias a esta válvula de seguridad, esa pequeña cantidad de combustible se detecta como sobrante y se desecha a través de un conducto de desagüe que incorpora la propia manguera. El conductor, entonces, estará pagando de más por una cantidad de combustible que no está recibiendo.

Además del gasto económico, esta costumbre al repostar combustible puede ocasionar averías reales en el vehículo. Por un lado, el combustible puede rebosar y salpicar, manchando la carrocería y llegando a dañar la pintura. 

Por otro, durante el llenado del depósito se emiten gases que podrían estropear el filtro de carbón activado que incorporan los coches modernos al seguir forzando la manguera. Este filtro sirve para evacuar los vapores que se acumulan durante el repostaje por lo que, de estropearse, aumentarían las emisiones del vehículo y el funcionamiento podría llegar a ser irregular.