Viajar en coche puede ser una experiencia grata y se transforma en sinónimo de paisajes maravillosos, aire fresco, una escapada o vacaciones. Pero también hay ciertas condiciones que se escapan del libreto y que hacen de un trayecto un escenario desagradable. O bien para algunos, de miedo.
Son una serie de situaciones que pueden hacer de un viaje una verdadera pesadilla o una escena de una película de Halloween.
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Conducir de noche
Las condiciones climáticas adversas pueden generar miedo, como conducir bajo lluvia intensa, nieve, hielo o niebla. Esto puede ser muy estresante debido a la reducción de la visibilidad y el riesgo de accidentes.
¿Cuántas escenas de películas de terror incluyen un coche en medio de la noche (y peor aún: con lluvia)? Y es que la falta de luz natural puede dificultar la visibilidad y aumentar el riesgo de accidentes. Además, en la oscuridad, la capacidad para ver y percibir el entorno se reduce, lo que puede generar inseguridad y ansiedad. Además, la imaginación se dispara creando escenarios o figuras que no existen realmente.
Carreteras desconocidas
Lo desconocido siempre trae algún sentimiento como curiosidad, o a veces, temor. Y es que viajar por rutas que no se conocen puede ser intimidante, especialmente si no hay señalización clara o si el GPS falla (algo que sucede constantemente). Esto también se podría ver aumentado por las historias populares de carreteras malditas.
La más conocida es la autopista de Kolima, en Rusia. Su construcción fue ordenada por Stalin en 1932 y la llaman la Carretera de los Huesos porque está pavimentada, literalmente, sobre los huesos de los prisioneros condenados a trabajos forzados en el gulag de Sevvostlag, y cuyos restos se iban usando como material poroso en la mezcla de la construcción a medida que los condenados morían de agotamiento.
Las averías, otro gran miedo
La posibilidad de que el coche se averíe en medio de la carretera, especialmente en un lugar remoto, puede ser una gran fuente de preocupación. Los problemas mecánicos pueden sorprender en pleno viaje al iluminarse algún testigo o sentir que algo no anda bien en el coche.
El miedo puede ser por tener algún problema de seguridad, pero también el temor a pagar una gran cantidad en el taller. Por lo mismo es esencial revisar el coche antes de realizar algún viaje: niveles de aceite, presión de los neumáticos, etc.
Miedo a la agresividad
Hay un análisis que revela otro miedo detrás del volante. La tercera edición del estudio «Compartir la carretera», publicado por la Fundación Vinci Autoroutes y realizado por IPSOS, señala que el 88% de los conductores de automóvil, el 76% de los motoristas y el 77% de los ciclistas sienten miedo a la agresividad en las carreteras en España.
Los atascos, los adelantamientos peligrosos y la conducción imprudente son algunos de los factores que generan mayor irritación. Según un estudio de la agresividad y la ansiedad al volante, los conductores mayores de 30 años experimentan más ansiedad ante los atascos (77%), mientras que los jóvenes muestran una mayor tendencia al enfado en situaciones frustrantes, como cuando otro coche no avanza rápido en un semáforo.
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