El GPS me parece uno de los grandes inventos del siglo. Será porque he viajado mucho fuera de España y todavía recuerdo algunos lejanos episodios de extravíos eternos y angustiosos. Ahora todo es mucho más fácil, cómodo y seguro gracias al milagro del posicionamiento vía satélite y el esfuerzo de las empresas por cartografiar con precisión milimétrica todo el planeta. Para mí un buen GPS se ha convertido en imprescindible para mis desplazamientos en coche o moto, sobre todo los de cierta entidad y, lógicamente, lejos de los lugares por los que habitualmente me muevo.
Por eso me ha gustado poder participar en la presentación internacional de un nuevo navegador de TomTom, una de las empresas líderes del sector. Se trata de la última versión de su popular modelo Rider, que personalmente creo que se ha ganado la consideración de ser el mejor dispositivo para moto del mercado. Puede resultar altisonante tal calificación, pero es la impresión que me ha causado después de descubrirlo y poder probarlo rodando con él durante una completa jornada por la serranía de Málaga.
Una de las claves de este revolucionario producto es que se trata de un GPS concebido específicamente para su utilización en moto. Es decir, no se ha adaptado un equipo genérico a otras particularidades sino que se ha creado de cero y tomando como referencia ineludible las opiniones y exigencias de los motoristas. TomTom ha realizado un exhaustivo estudio de mercado entre usuarios de todo el mundo y el fruto de sus conclusiones es el nuevo Rider. El esfuerzo por acercarse al consumidor se traduce en resultados patentes.
Para empezar, el aparato es mucho más atractivo estéticamente. Hay que señalar que el anterior era un tanto tosco mientras que ahora nos encontramos con un diseño muy cuidado, elegante y de aspecto más tecnológico. Se encuentra mejor protegido por una discreta pieza metálica que lo rodea y, además, su soporte (que sigue admitiendo las prestigiosas fijaciones RAM) permite la utilización en formato horizontal y vertical. El GPS se gira hacia una u otra posición fácilmente y por supuesto en marcha, pudiendo elegir así el motorista la visualización que más le convenga en cada momento.
El interface es sencillo y claro para que su utilización mientras conducimos requiera la menor atención posible, controlándolo a través de una pantalla táctil de generosas dimensiones con la sensibilidad suficiente para su uso con guantes. Sus funcionalidades son muchas y en línea con lo habitual en los equipos de marcas de referencia en el mercado: desde actualización de la cartografía durante toda la vida del aparato al aviso de radares, pasando por la información del tráfico en tiempo real si lo conectamos a un móvil con datos. Pero hay una que distingue de forma determinante al nuevo Rider. Se trata de la posibilidad de personalizar con mucho detalle el tipo de recorrido que queremos completar; en moto no sólo se trata de ir de un punto a otro de la forma más rápida o sencilla, muy a menudo lo que pretende el motorista es disfrutar de su viaje por las carreteras más reviradas o panorámicas.
Es así como TomTom ha trabajado en la opción de rutas personalizadas, que se adaptan a esas preferencias en base a dos criterios: el número de curvas de la carretera y su altitud. De ese modo, para un determinado desplazamiento (que podremos definir de forma muy intuitiva simplemente tocando cada punto de destino en la pantalla táctil) encontramos tres niveles curvas y otros tantos de altimetría; es decir, sabiendo dónde vamos podremos decidir hacerlo por una agradable carretera de costa siempre junto al mar o ascendiendo revirados puertos de montaña. Otro detalle importante, en el caso de que así lo deseemos, es la posibilidad de recibir las instrucciones de navegación a través de un dispositivo Bluetooth adaptable a la inmensa mayoría de los cascos (aunque esta es una tecnología ya habitual en los modernos GPS de moto).
La última prioridad que TomTom se ha marcado con el desarrollo de este nuevo dispositivo es la de atender el carácter de comunidad que impera entre los motoristas. El concepto es simple. A todos nos gusta realizar rutas y, a continuación, conservarlas y compartirlas. Y eso es lo que ofrece el nuevo Rider sin grandes complicaciones, ya que graba el recorrido que realicemos y permite traspasarlo a otro dispositivo mediante una tarjeta de memoria. Esta solución sin duda es mejorable, puesto que lo ideal sería compartir esa información sin necesidad de una conexión física apostando por una alternativa inalámbrica. También muy práctica es la posibilidad de planificar una ruta mediante un software propio en un ordenador de sobremesa para luego copiarla ya definida al GPS.
Ya digo que el nuevo TomTom Rider me ha convencido en la mayoría de los aspectos y he creído oportuno compartir con vosotros esta percepción por si estáis buscando un dispositivo de su estilo para vuestra moto. Llegará al mercado español a partir de la segunda quincena del próximo mes de abril, disponible en tres versiones (varían por su cartografía y los accesorios que ofrece) y con precios desde los 350 a los 500 euros, según versiones y accesorios. Desde luego que es una cantidad importante pero también creo que el GPS no os decepcionará y supondrá una excelente inversión para disfrutar de vuestras rutas y viajes en moto.
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