Con eso de llevar más de veinte años probando coches y motos, a promedio de uno semanal, bastante a menudo me piden consejo para la adquisición de un nuevo vehículo. Amigos, compañeros, familiares, amigos de amigos e incluso desconocidos que se acercan por este gran patio de vecinos que es el ciberespacio buscan en mí las respuestas que ellos no encuentran por sí mismos. Yo agradezco tanta confianza (que seguramente no merezca) en mis conocimientos y experiencia, aunque también supone una gran responsabilidad en cuanto mi opinión puede influir en su decisión. Así que pensando en todo esto he tenido el atrevimiento de realizar mi decálogo personal de recomendaciones para cambiar de automóvil… y no morir en el intento.
1. Saber lo que queremos. Sí, lo reconozco: algunos de estos puntos sonarán a auténtica perogrullada, pero mi experiencia como asesor cercano y desinteresado me indica que en ocasiones perdemos de vista lo esencial del asunto para caer en disquisiciones mucho más peregrinas. Así que empezando por lo obvio, resulta esencial saber qué coche queremos, necesitamos o anhelamos. No es la primera vez que me ponen en la disyuntiva de tener que elegir entre un monovolumen familiar y un utilitario urbano, como si existiera alguna relación conceptual entre ambos.
2. Definir nuestras prioridades. Un automóvil se puede comprar con la cabeza o con el corazón, así que debemos saber qué motivos nos llevan a hacerlo a nosotros. Si se trata de una cuestión aspiracional o emocional, olvidemos la lógica para dejarnos llevar por los sentimientos, hay que ponerse al volante del coche que nos pide el cuerpo y poco más… Si por el contrario buscamos un vehículo que cubra determinadas necesidades, tengámoslas claras como he comentado en el primero punto.
3. La información es poder. Gracias a este milagro de Internet, hoy es más fácil que nunca disponer de una inagotable información sobre cualquier producto, cuando más de uno de un precio tan elevado como un automóvil. Leer mucho y de diferentes fuentes, tanto de profesionales como de usuarios del modelo en cuestión, nos ayudará a tener más claro si nuestra elección va por el buen camino.
4. Adiós a los prejuicios. Nunca son buenos, pero los prejuicios pueden alejarnos de buenas opciones para nosotros. Me refiero a rehuir previamente de determinada marca, modelo o concepto con argumentos poco sólidos. Fabricantes que hace años podían ser considerados de baja calidad (como los coreanos) ahora se revelan al mejor de los niveles o tecnologías cuestionadas por su fiabilidad (el caso de los cambios automáticos) hoy pueden sorprendernos por su eficacia y ausencia de problemas.
5. Calcular a largo plazo. La mera adquisición de un vehículo supone una enorme inversión para cualquier economía media, pero el gasto va mucho más allá. Se trate de un coche nuevo o usado, además de poder pagarlo para que sea nuestro debemos ser capaces de mantenerlo. Muchos conocemos ejemplos de compradores de un modelo de marca de lujo aprovechando una buena oportunidad que luego se convierte en una carga inasumible para ellos por el coste de su mantenimiento, recambios, consumo o seguro.
6. Busca, compara… y elige la mejor oferta. Este punto quizá no resulte de mucha utilidad para aquéllos que viven en una localidad pequeña con poca oferta de concesionarios en un radio de distancia razonable. Pero si podemos realizar un estudio de mercado sobre las ofertas de diferentes vendedores de la misma marca no debemos dejar de hacerlo. Siempre ha sido así pero incluso más ahora que las ventas no atraviesan su mejor momento y los comerciales se muestran mucho más agresivos en sus propuestas.
7. No pasar por alto los detalles. En esa búsqueda de la mejor opción no debemos dejar de lado ciertos detalles como algo secundario. Algunas ofertas están condicionadas a la contratación de determinados servicios de la marca, como la financiación o las garantías extendidas, así que es aconsejable dedicarle el tiempo necesario a la letra pequeña o a que el vendedor nos explique con detenimientos todos los matices de la operación.
8. Precaución con los chollos. Se trate de un coche, una televisión o un viaje de vacaciones todos sabemos ya que, por desgracia, nadie regala nada. Salvo casos puntuales y poco frecuentes, un vehñiculo vale lo que vale con determinados márgenes razonables. Cuando nos encontremos ante lo que podemos considerar como un chollo, mucha atención: la oportunidad de oro puede transformarse en una pesadilla, sobre todo en el mercado de ocasión. Es lo que se llama dar gato por liebre…
9. Comprar lo que podemos pagar. Lo sé: otra obviedad… pero que tampoco lo es tanto. Con los coches (y casi más con las motos) a muchos nos puede entrar una especie de enajenación mental transitoria que nos lleva a gastar más de lo que podemos asumir por tener el vehículo de nuestros sueños. Y llegados a este punto pongo tono paternalista, con permiso: de verdad que no merece la pena el sacrificio, los excesos también aquí se pagan y una máquina nunca nos dará tantas satisfacciones como para compensar no poder dormir durante la noche atormentados por cómo pagar la próxima mensualidad.
10. La decisión es sólo tuya. Con lo que ahora te voy decir pensarás que podrías haberte ahorrado leer semejante ladrillo. Quizá tengas razón, pero sólo he pretendido ofrecer una pequeña ayuda para aclarar algunos conceptos hasta llegar a este décimo mandamiento del comprador de coches. La decisión es sólo tuya, tú serás quien disfrutes al volante, quien deguste el acierto de la elección o sufra haber errado en la misma. Infórmate, pide opiniones, escucha a los amigos, patea concesionarios y reflexiona cuanto puedas al respecto pero finalmente, compra lo que tú creas mejor… o te arrepentirás cada día que encienda el contacto.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram