Se avecinan cambios normativos importantes para el automóvil en Europa. A partir del próximo día 1 de noviembre, todos los modelos nuevos que se comercialicen en cualquier estado miembro de la Unión Europea (UE) deberán incluir de fábrica el control de estabilidad ESP, sin excepciones. A los turismos que no lo equipen les queda de vida comercial hasta esa fecha, porque después no se podrán vender, al menos como vehículo nuevo.
El ESP supone el mayor avance en seguridad activa de los últimos 15 años y es uno de los sistemas antiaccidentes más eficaces del panorama técnico actual. Y es que corrige los derrapajes y otras pérdidas de control de forma automática, sin requerir apenas intervención por parte del conductor. La Dirección General de Tráfico (DGT) estima que se podrían evitar 400 victimas anuales en España si todos los coches en circulación lo llevaran. La empresa de componentes Bosch, uno de los proveedores principales del dispositivo, señala que el porcentaje de implantación en Europa en 2013 fue del 76% entre los turismos de nueva matriculación, y prevé que alcance el 81% en 2014.
El control de estabilidad será obligatorio para los turismos y también para los vehículos comerciales ligeros (como las furgonetas de reparto), y vendrá acompañado además de los sensores que controlan la presión de los neumáticos y alertan de posibles pinchazos, que serán asimismo de montaje obligado a partir del próximo mes de noviembre. Con estos cambios, la UE da un claro paso adelante en las exigencias de seguridad de los automóviles, porque hoy en día el equipamiento mínimo legal para los modelos vendidos en Europa resulta parco e incongruente con la evolución tecnológica: sólo frenos ABS y airbag del conductor.
El ESP, que recibe también otras denominaciones como ESC, DSC o VSC, nació en 1995 como un desarrollo conjunto de Mercedes y Bosch. Pero su popularización comenzó en 1998 cuando el fabricante lo instaló de serie en su Clase A para tratar de contrarrestar una polémica sobre la seguridad de su nuevo modelo. Durante la realización de la prueba del alce, una maniobra con doble cambio de carril que reproduce la esquiva de un animal que aparece en la carretera, un periodista sueco volcó a los mandos del coche alemán. La marca recibió muchas críticas y, para acallarlas, decidió montar el ESP y cortar de raíz el problema: el Clase A ya no volcaba y superaba la prueba con margen. Mercedes inició así una tendencia que ha seguido el resto de la industria, contribuyendo decisivamente a la generalización del dispositivo.
En 2015, la UE dará un nuevo paso adelante en sus reglamentaciones y sumará a los sistemas mencionados la llamada automática en caso de accidente o e call, que será obligatoria a partir de octubre del próximo año. Se trata de un sistema que alerta a los servicios de emergencia en los instantes posteriores a sufrir un incidente de tráfico. Por su inmediatez de respuesta, permite ganar tiempo de reacción y reforzar la calidad de la atención médica a los accidentados: la UE indica que este dispositivo de protección podría salvar 2.500 vidas al año en Europa.
Cuando el coche detecta que se ha producido una colisión, generalmente por el despliegue de los airbags o por las cargas registradas en los sensores de la estructura del vehículo, espera unos segundos y, si no hay respuesta por parte de los ocupantes, entiende que están en apuros y llama automáticamente a los servicios de emergencias (112 en España), al mismo tiempo que envía las coordenadas GPS del lugar del siniestro. Así, se puede reducir hasta en un 50% el tiempo que tarda en llegar una ambulancia frente a la alternativa actual: que otro conductor haya visto el accidente y llame a emergencias. Los ocupantes pueden asimismo activar el sistema manualmente.
Las novedades en cuanto a normativas de seguridad llegan también a las motos, porque la UE ha decidido implantar la obligatoriedad de los frenos ABS para dos ruedas desde enero de 2016 para los modelos con cilindradas de 125cc o superiores. Como ha sucedido con el ESP de los coches, hay ciertas moratorias: por ejemplo, las motos que se vendieran antes y que no dispongan del sistema podrán seguir comercializándose un año más, hasta enero de 2017. A partir de entonces, y al igual que pasará con los automóviles el próximo noviembre, no se podrán vender motos (como nuevas) sin frenos ABS.
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