El futuro de la conducción es autónomo, ya nadie discute una realidad que tan sólo necesita definirse en el tiempo. Automóviles capaces de circular sin intervención humana, con las ventajas que ello puede aportar en términos de eficiencia, seguridad y aprovechamiento de recursos. Pero, ¿qué ocurre con las motocicletas? Obviamente se trata de un vehículo totalmente distinto a un coche en cuanto a características y condicionantes, lo que no significa que sea ajeno a esta tendencia en la movilidad del futuro.
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La relación del usuario con su moto no desaparecerá, ni tampoco el disfrute que aporta la dinámica de las dos ruedas. Sin embargo, las funciones autónomas pueden aportar valiosas opciones de seguridad, llegando a tomar el control de la máquina en casos críticos con mayor rapidez y efectividad que las personas. Es precisamente en ese campo en el que BMW investiga con un equipo liderado por el ingeniero Stefan Hans, que ya tiene operativa en fase de pruebas iniciales una versión de su popular R 1200 GS con resultados sorprendentes.
La moto laboratorio que se ha mostrado por primera vez en la pista de pruebas del grupo alemán en Miramas, al sur de Francia, es capaz de rodar de forma totalmente independiente, sin que nadie controle sus mandos, acelerando, girando y frenando del mismo modo del que lo haría un motorista. Al margen de lo llamativo de una moto circulando sin nadie sentado en su sillín, este prototipo pretende acumular experiencia y conocimiento respecto a la dinámica de la conducción que permita detectar situaciones de riesgo con suficiente anticipación, ayudando al conductor a afronta el imprevisto con mayores posibilidades de éxito.
Para avanzar en este objetivo, BMW Motorrad recurre a tecnologías innovadoras como la fabricación de piezas mediante impresión 3D, que se ha utilizado en el bastidor completo, incluyendo basculante, de esta R 1200 GS tan especial. Los procesos de digitalización también resultan esenciales, especialmente la comunicación V2V (vehículo a vehículo) que permitiría mejorar de forma significativa la seguridad de los motoristas al circular. En este sentido, la colaboración de la división de motos con la de automóviles del Grupo BMW es constante y esencial.
El aspecto de la primera BMW autónoma no difiere demasiado del modelo de serie que actualmente se comercializa, puesto que de hecho se basa en una R 1200 GS convencional y aprovecha toda la capacidad de carga de sus maletas para incorporar el arsenal de dispositivos y sensores que precisa para realizar sus funciones correctamente. Una unidad de control inercial se encarga de mantener el vehículo en equilibro tanto en recta como de definir su inclinación en curvas, además de realizar los cálculos necesarios para actuar sobre el acelerador, el embrague, el cambio o los frenos.
BWM Motorrad remarca que toda la investigación en materia de conducción autónoma sobre dos ruedas no apunta en ningún caso “a una motocicleta completamente independiente”, tan sólo considera que la tecnología subyacente de este desarrollo derivará “en funciones y sistemas futuros para hacer el motociclismo más seguro, cómodo y placentero”.
Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.