Ural E Project: una moto eléctrica que solo se vende con sidecar

Tiene 60 CV, una batería de 19,5 kWh y una autonomía de 165 kilómetros, aunque necesita 13 horas para recuperar toda la carga.

Ural E Project - moto electrica

Aspecto retro pero mecánica eléctrica de cero emisiones.

El de las motos eléctricas con sidecar es un segmento que todavía no se ha explorado en el mercado, así que la Ural E Project romperá la primera lanza en este campo. Aunque por el momento se trata de un prototipo y no hay fecha prevista de comercialización, en la web del modelo ya hay hasta un apartado de lista de espera, por lo que la marca da por hecho que llegará a producción.

Ural nació como fabricante soviético durante la Segunda Guerra Mundial, pero se ha transformado en una marca afincada en Estados Unidos que, eso sí, conserva una cartera de productos inspirada en las motos de antaño.

Es una característica que mantiene su primera motocicleta eléctrica, con un diseño a la vieja usanza que seguro calará hondo en esta época de moda retro: las ruedas son multirradio, los guardabarros  son realmente prominentes, la careta frontal monta un único faro redondo y el sidecar está fabricado en metal, con un asiento tapizado en cuero y alfombrilla para los pies.

Aunque la imagen la pone Ural, las entrañas eléctricas son obra de Zero Motorcycles, especializada en este campo. La base del sistema es el motor Zero Z-Force 75-7, que desarrolla 60 CV y 110 Nm de par y se combina con una batería de 19,5 kWh. Gracias a ello es capaz de alcanzar velocidades de hasta 140 km/h y de homologar una autonomía de 165 kilómetros.

Para cargarse cuenta con una toma de corriente donde iría normalmente el depósito. Con un enchufe de 115V rellena el 95% de su batería en 13 horas.

Eso sí, tanto el añadido del sidecar como el peso que tienen las baterías hacen que la Ural E Project sea algo pesada, marcando 373 kilos sobre la báscula.

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Mario Herráez

Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.

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