El mundo interior del nuevo Audi Q5

La segunda entrega del SUV alemán esconde bajo una estética continuista todo un arsenal de mejoras.

audi q5
Su familiar estética esconde novedades en prácticamente todos sus aspectos.

No sorprende por fuera, aunque tampoco lo pretende. Después de vender 1,6 millones de unidades del Audi Q5 actual, la marca alemana no iba a arriesgar con la estética de la nueva generación de su SUV medio. Y el resultado es una imagen continuista, que se limita a perfilar los rasgos del modelo conocido. Sin embargo, todo lo demás sí que es diferente, desde el interior hasta la mecánica, y define un coche que transmite nuevas sensaciones y que marca la pauta por su calidad y confort.

boton_probarYa está disponible desde 46.800 euros, con motor 2.0 TDi de 163 CV, cambio automático de siete marchas y tracción 4×4. Las primeras unidades se entregarán en enero, mientras que en marzo saldrá la versión más asequible de la gama, un 2.0 TDi de 150 CV, cambio manual y tracción delantera, que bajará hasta unos 40.000 euros. Como todos los todoterrenos exclusivos, exige un presupuesto desahogado, pero brinda a cambio una ejecución de nivel que se siente y se disfruta.

El nuevo Audi Q5 recuerda claramente al de ahora, tanto por su tamaño como por sus proporciones, y solo el frontal, que tiene un punto más de fuerza y frescura, moderniza el conjunto. Pero basta subir a bordo para contemplar un salpicadero bien diferente y empezar a descubrir todas las novedades que encierra el Audi Q5 2017. El puesto de conducción es como el de los A4 y Q7, recoge detalles a la última que ya son norma en la marca, como la instrumentación digital y la pantalla central tipo tableta, y sobresale por sus cuidados materiales y acabados.

Junto con la nueva apariencia interior, el espacio también evoluciona positivamente, un aspecto que se agradece porque las plazas traseras resultan más desahogadas para los adultos y el maletero crece hasta los 550 litros, 10 más, que pueden ser 610 al colocar la fila trasera, regulable en longitud, en su posición más adelantada.

A pesar de que el nuevo SUV de Audi crece solo tres centímetros de largo (pasa de 4,63 a 4,66 metros) el aumento de la batalla o distancia entre los ejes ha permitido mejorar la amplitud de la cabina. Y la habitabilidad extra se completa con detalles prácticos como el portón con accionamiento eléctrico y la banqueta trasera abatible en tres partes (40/20/40), en vez de las dos habituales (40/60), que permite llevar bultos en el centro y mantener en uso las plazas de los lados.

Los nuevos estándares de estética y funcionalidad interior vienen acompañados de un plantel técnico muy afinado que convierte al nuevo Audi Q5 en referencia entre los SUV medios de prestigio. Entre otras cosas, corta el aire de forma impecable (el Cx baja de 0,33 a 0,30) y el peso adelgaza hasta 90 kilos, dos avances que sientan las bases de una conducción que supera a la del modelo saliente.

Audi Q5

Y es que, aparte de una mayor suavidad general, manejabilidad y dinamismo en carretera y zonas viradas, sorprende porque permite desplazarse por autopista sin apenas ruidos aerodinámicos, incluso bien por encima de las velocidades legales, un aspecto que refuerza el confort en los viajes y marca la diferencia frente a sus principales rivales (Mercedes GLC, BMW X3, Jaguar F-Pace…).

La comodidad de marcha alcanza sus máximas cotas con la suspensión neumática opcional que, aunque no sale barata (unos 2.300 euros), conviene tener en cuenta por su exquisito funcionamiento. Este elemento, que también ofrece el GLC con resultados similares, hace que el Q5 se transforme en una especie de alfombra mágica, en un transporte en el que cubrir grandes distancias sin sentir apenas el paso de los kilómetros.

Es posible ablandar la amortiguación para reforzar la suavidad de rodadura o endurecerla para aumentar la agilidad y precisión de guiado. Y, además, presenta altura ajustable en cinco etapas, por lo que se puede subir el coche para circular fuera del asfalto con mayores garantías o bajarlo para facilitar la carga del equipaje en el maletero.

Para mover al Audi Q5 2017 se puede elegir entre cinco motores, cuatro diésel y uno de gasolina. En enero se ofrecerán los 2.0 TDi de 163 y 190 CV (46.800 y 49.500 euros; 4,9 litros de consumo medio oficial), y el 2.0 TFSi de 252 CV (55.850; 6,8), los tres automáticos y 4×4. En marzo saldrá el TDi de 150 y, hacia verano, el nuevo 3.0 TDi, que sube a 286 CV y se asocia a una caja automática de ocho marchas (todavía sin precio). Además, aparecerán asimismo versión más deportivas y en 2018 llegará una variante híbrida enchufable con una autonomía eléctrica de 50 kilómetros.

Como es común en los modelos alemanes exclusivos, la lista de equipamientos es casi inabarcable y propone sistemas de gama alta: piloto semiautomático para atascos, wifi a bordo, faros Matrix LED, sistema HUD de proyección de datos en el parabrisas, climatizador de tres zonas… Pero, también como suele ser normal en estos coches, todos son opcionales y no precisamente económicos. Afortunadamente, el nuevo Q5 viene bien equipado de serie, aunque soluciones deseables como la instrumentación digital, los puertos USB y la fila trasera corredera hay que pagarlos aparte y suponen un coste de más de 1.000 euros. Parece que, como señala la cultura popular, lo bueno se paga.

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