Cuatro modelos compactos de primera categoría: conducción

Mazda 3, Toyota Corolla, Volkswagen Golf y Honda Civic: cuatro modelos con carrocería de cinco puertas y motores de gasolina, dos híbridos con etiqueta Eco y dos convencionales

Coches compactos

De izquierda a derecha, Mazda3, Toyota Corolla, Volkswagen Golf y Honda Civic.

Cuatro coches compactos con mecánicas diferentes, todas de gasolina. Dos son convencionales: el pequeño 1.0 turbo tricilíndrico de 126 CV del Honda y el 1.5 turbo de cuatro cilindros y 130 CV del Volkswagen. El Mazda, en cambio, recurre a un 2.0 más grande de solo 122 CV, pero añade un módulo microhíbrido, con un motor eléctrico de 8 CV y una segunda batería que se recarga en marcha, ayudan al arrancar desde parado y reducen el consumo.

El Toyota equipa un 1.8 de 98 CV y un módulo híbrido clásico con otro motor eléctrico de 72 CV que suman 122 CV (no dan la potencia máxima a la vez). Y los dos últimos tienen etiqueta ECO de la DGT. Por lo demás, los tres primeros tienen cambio manual de seis marchas (la unidad de pruebas del Golf llevaba el DSG7 de doble embrague) y el Corolla incluye un sistema automático tipo CVT que funciona como los de los escúteres. Y salvo el Mazda, incluyen programas Eco para gastar menos y el Toyota añade un botón EV para circular algunos metros con la batería (salidas de garaje…).

El Mazda 3 es el mejor conjunto: como tiene un motor más grande y con apoyo eléctrico, responde con fuerza y elasticidad desde solo 1.500 vueltas y se estira hasta 6.500 con un margen de uso muy amplio y una entrega de potencia progresiva que aumenta a partir de 4.000. Le sigue el VW, con unas prestaciones algo superiores, pero con menos elasticidad a bajo régimen al no llevar apoyo eléctrico, y exige cambiar más a menudo, tanto en ciudad como en carretera.

El Honda también tiene fuerza desde 1.700 y corre lo suficiente, pero se agota al llegar a 5.500 vueltas, casi 1.000 antes que el Mazda 3, lo que reduce su margen de uso. Y aunque no se refleja en las prestaciones, obliga a reducir en subidas o adelantamientos. El Toyota disfruta la ayuda del motor eléctrico y empuja con fuerza desde bajo régimen, aunque las prestaciones son algo inferiores al Honda. Pero mantiene el tipo incluso en carretera y autopista, porque ahora el cambio patina menos que antes al acelerar con decisión en las subidas o al adelantar, y aunque no pasa de 5.000 de vueltas, viaja a buen ritmo.

Todos ofrecen una buena estabilidad, pero con matices. El Honda permite endurecer la amortiguación y muestra el comportamiento más deportivo; el Golf destaca por su equilibrio impecable y eficaz, y el Mazda, por su respuesta de conjunto, con una gran compenetración entre chasis, dirección y suspensión que da seguridad. Y el Toyota sorprende como híbrido y va bien, pero es más tranquilo y busca el confort con un centro de gravedad más alto y mayores balanceos en las curvas que no invitan a forzar la marcha. Los cuatro frenan bien, aunque el Mazda 3 necesita algún metro menos en caso de apuro, y ofrece también un tacto de mandos más refinado y una calidad de conducción que se disfruta. El Golf y el Corolla son muy agradables, el primero por su precisión y ergonomía y el otro por su suavidad, sobre todo en ciudad. Y el Civic no resulta tan fino.

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