Las plazas delanteras son desahogadas en todos, con buenas butacas y regulaciones, aunque las banquetas del BMW y el Volvo resultan estrechas para tallas grandes. Detrás hay más diferencias, y el DS 7 impone su tamaño: ofrece más anchura y espacio para las piernas y, al no llevar túnel de transmisión, deja más espacio para los pies en la plaza central.
El Volvo es tan ancho como el DS, aunque con menos espacio para las piernas. Pero el diseño del asiento trasero penaliza el confort. El BMW y el Jaguar están igualados. El X2 ofrece algo más espacio para las piernas, pero es el más estrecho atrás, y resulta mejor para dos personas: con tres se toca con la cabeza en los laterales del techo.
El E-Pace es algo más ancho, pero más justo en la zona de las rodillas, y la plaza central tiene un mullido duro e incómodo. El maletero más grande en nuestras mediciones es el del DS 7. Incluye un doble fondo, como los demás, pero la bandeja tiene dos alturas y aprovecha mejor el espacio. Y aunque el Jaguar anuncia un maletero superior, en la práctica es como el del Volvo y el BMW.
El X2 mantiene por dentro el estilo sobrio de BMW y su calidad de ajustes y materiales. El DS 7 aporta el ambiente más sofisticado, lo que se aprecia en todos los detalles, del salpicadero y la pantalla a los mandos y cromados. El Volvo destaca por sus detalles prácticos, algunos tan originales como los aireadores verticales, pero con un ambiente más sobrio. Como el Jaguar, que tiene una puesta en escena correcta y algunos plásticos mejorables.
El DS 7 tiene la suspensión más cómoda para viajar, con reglajes suaves que filtran bien. Pero el Jaguar ofrece un compromiso mejor: absorbe todo sin sacrificar el dinamismo. El BMW y el Volvo son algo más secos en asfaltos malos, sobre todo el X2, con las llantas de 20 pulgadas. Por lo demás, todos tienen una buena insonorización correcta que elimina rumores mecánicos y de rodadura.
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