Los todoterrenos de tamaño medio están de moda en Europa, y la llegada del Qashqai en 2007 revolucionó el mercado, porque, con dos millones de unidades vendidas desde entonces, ha obligado a toda la industria a seguir su camino. Siete años después llega la segunda entrega del superventas japonés, que se enfrenta en esta prueba a los nuevos Suzuki SX4 S-Cross y Ford Kuga, dos de las alternativas más modernas, y al Hyundai iX35, otro modelo de éxito. Se impone por apenas un par de puntos el Nissan, que confirma sus virtudes, al menos en las versiones analizadas: motores turbodiésel, tracción delantera (4×2) y acabados intermedios.
Conclusión
El Nissan se impone, a pesar de ser más caro. Tiene una imagen moderna, un interior más amplio y mejor acabado, y un tacto y comportamiento superiores, aunque pesa más de lo deseable. El Suzuki destaca por su ligereza, es el más ágil y manejable, y gasta menos. Resulta más sencillo y ruidoso, pero sale mucho más barato. El Ford aporta una imagen y un motor más contundentes y transmite calidad, pero su elevado peso penaliza las prestaciones y consumos, y es más caro. El Hyundai acusa el paso del tiempo con un motor ruidoso y un interior apagado, pero viene más equipado y tiene la mejor garantía: cinco años.
El Qashqai mantiene una carrocería baja como la del original, que le ha situado a medio camino entre un familiar compacto tipo Golf y un todoterreno ligero, para competir en ambas categorías. Esta segunda entrega acentúa su carácter con un frontal contundente, y aunque acerca más su imagen a los todoterrenos sigue siendo más bajo y estilizado que la media. Pero ahora ofrece un interior más amplio y mejor presentado, motores eficientes con start & stop de origen y un comportamiento estable y consistente. Además, incluye un equipo de serie correcto y puede añadir lo último en seguridad, aunque la mayoría como opción o solo en los acabados superiores. Se vende con tres motores: 1.2 DIG turbo de 115 CV en gasolina (desde 20.650 euros) y 1.5 dCi de 110 CV y 1.6 dCi de 130 CV en diésel (a partir de 22.250 y 23.850), el último disponible también con tracción 4×4.
La sorpresa de la prueba es el Suzuki SX4 S-Cross, que acaba de llegar y tiene también una carrocería baja y afilada, casi de turismo. Y como es muy liviano (pesa 300 kilos menos que el Kuga) tiene un comportamiento muy ágil, estable y superior a sus rivales en trazados virados, aunque a cambio de una mayor sonoridad mecánica: lleva menos material aislante. Pero su ligereza refuerza sobre todo la eficiencia y gasta menos que los demás. Se vende con dos motores de 120 CV: 1.6 VVT (17.195 euros) de gasolina y 1.6 DDiS diésel (18.795), disponibles con tracción 4×2 y 4×4.
El Ford Kuga es el tercero, muy cerca del Suzuki, y aporta una imagen atractiva y con presencia, un interior amplio y moderno, y el motor más potente. Pero pesa demasiado, lo que iguala sus prestaciones con los otros y penaliza el consumo y su puesto en la prueba. El modelo fabricado en Valencia tiene cuatro versiones: 1.6 Ecoboost de 150 y 180 CV en gasolina (desde 25.600 y 31.850) y 2.0 TDCi diésel, de 140 y 163 CV (27.600 y 32.350), todos con tracción 4×2 y, salvo el primero, también con 4×4.
El Hyundai iX35 es la alternativa coreana y el tercero más vendido en España, tras el Qashqai y el VW Tiguan. Acaba de recibir una puesta al día y tiene una línea más actual, un buen equipo de serie y un precio ajustado. Y le perjudica la sonoridad y un interior más sencillo y austero. Se vende con un motor 1.6 de 135 CV en gasolina (21.190 euros) y tres diésel: 1.7 de 115 CV (desde 24.250) y 2.0 de 136 y 184 CV (30.000 y 30.950).
Los precios indicados no incluyen descuentos ni Plan Pive.
Conducción
Los cuatro llevan motores turbodiésel (1.6 a 2.0 litros) y cambio manual de seis marchas, un conjunto idóneo para la ciudad y suficiente para viajar, incluso, en familia y a tope de equipaje. Pero la clave es el peso.
El Suzuki equipa un 1.6 de solo 120 CV, pero, como apenas pesa 1.300 kilos, corre más que los demás, sobre todo al acelerar y en las marchas cortas. Y aparte de parecer más ágil y vivo de reacciones, responde de forma más inmediata al acelerador. Los otros van casi igual. El Kuga tiene el motor más grande y potente, 2.0 de 140 CV, pero pierde su ventaja al ser el más pesado, 1.600 kilos, aunque responde mejor a bajo régimen y va bien en ciudad.
El Qashqai equipa un 1.6 de 130 CV y entrega la potencia de forma más lineal. Pesa 1.500 kilos y parece más lento, pero en la práctica solo le bate el S-Cross. El Hyundai tiene el motor menos potente, 1.7 de 115 CV, y le falta carácter. Sin embargo, lo compensa en parte con unas marchas más cortas que mejoran el brío al acelerar, aunque penalizan el consumo. Y también le ayuda el peso, 1.430 kilos, el segundo más liviano. Así, responde bien al primer golpe de gas, pero luego no confirma su brío, aunque se defiende frente al Nissan y el Ford.
Con la estabilidad sucede algo parecido. El S-Cross parece más un turismo con carrocería familiar que un todocaminos estilizado: tiene la carrocería con menos altura y el puesto de conducción más bajo, y se conduce como un turismo. Además, al ser más ligero, tiene reacciones muy ágiles y manejables en las curvas, acusa menos las inercias y ofrece un tacto más deportivo y directo que permite disfrutar al volante.
El Qashqai y el Kuga van muy bien y transmiten más aplomo y consistencia desde el primer momento, sobre todo en autopista: parecen más grandes y superiores a los demás, en especial el Nissan. El modelo japonés ofrece una buena estabilidad, porque tiene una amortiguación mejor resuelta que mantiene el coche en equilibrio con balanceos comedidos en toda la curva. La dirección del Ford es muy directa y entra muy bien en los virajes, y, aunque se inclina lateralmente, se sujeta muy bien. Pero ninguno de los dos logra la agilidad del Suzuki en zonas viradas. El Hyundai se queda por detrás. La última evolución del iX35 lleva una suspensión más blanda que mejora el confort, pero aumenta los movimientos de la carrocería en las curvas, aunque las reacciones son siempre fáciles y nobles.
Todos frenan bien, pero el Ford acusa más el peso y necesita más metros en caso de apuro. Y el Suzuki destaca por su frenada corta y asentada, y, al pesar menos, para antes que los otros. La mejor calidad de conducción es la del Qashqai, seguido del Kuga. Tiene un tacto más preciso y refinado, y es el más agradable, sobre todo en trazados rápidos y autopista. Por último, ninguno sirve para el campo: al tener solo tracción delantera, el riesgo de quedarse atascado es elevado.
Consumos
Peso y aerodinámica son claves en estos coches y se confirma en la prueba. El Suzuki, más bajo y ligero, ha gastado como un turismo: menos de seis litros en conducción tranquila, algo más de siete apurando las marchas y casi ocho en ciudad: solo lleva start & stop el acabado más caro.
El Hyundai supera los seis litros a ritmos suaves y sube a ocho en ciudad y estirando las marchas. El Nissan consume casi siete a ritmos relajados, y casi ocho apurando la mecánica y en ciudad: es el único con start & stop. Y el Ford acusa su peso y cilindrada: pasa de siete litros en conducción tranquila y supera los ocho a ritmos alegres y en tráfico urbano.
Las emisiones de CO2 son ajustadas en los S-Cross y Qashqai, 115 g/km, y algo más altas en los iX35 y Kuga: 139 g/km.
Precios y equipamiento
Los descuentos marcan la diferencia y penalizan al Qashqai: acaba de salir y no tiene rebaja. El más barato con diferencia es el Suzuki, 20.295 euros, el Hyundai cuesta 22.550, y el Ford, 23.650, todos con ofertas incluidas y sin Plan Pive. El Nissan sube a 24.850 euros.
El equipo de seguridad es el habitual: seis airbags, ABS y control de estabilidad ESP. El Ford y el Suzuki suman el airbag de rodilla (conductor), y el Kuga, el Qashqai y el iX35 llevan sensor de presión de ruedas. El Suzuki es más ligero y tiene el comportamiento más ágil y seguro. En el Hyundai prima más el confort y resulta menos eficaz.
Aparte del equipo de seguridad, incluyen aire acondicionado, control de velocidad, ordenador de viaje, radio-CD y todo lo habitual. Y añaden retrovisores con plegado eléctrico y climatizador (150 y 400 euros en el Ford), llantas de aleación de 17 pulgadas (regalo en el Kuga, y de 16 en el Hyundai) y arranque por botón (salvo el iX35). Pero el coreano es el más completo porque suma sensores de lluvia, faros y aparcamiento (traseros), rueda de recambio normal (kit antipinchazos los otros) y cinco años de garantía, dos más que el Suzuki y el Nissan, y uno más que el Ford.
Vida a bordo
Todos tienen una posición al volante más elevada que los turismos -el Suzuki no tanto- que permite ver mejor la carretera y transmite seguridad, en especial en tráfico urbano. Y aunque los asientos no sujetan mucho, ofrecen unas plazas delanteras correctas. Atrás, todos pueden alojar a tres personas, pero con matices en cuanto a desahogo.
El más ancho atrás es el Nissan, y los demás son casi iguales. El Qashqai ofrece también más espacio para las piernas y transmite algo más de amplitud, aunque sin una ventaja significativa. En realidad, la principal diferencia es el diseño de la plaza central, que incluye un respaldo duro en el Hyundai. Y también afecta la anchura del túnel de transmisión que pasa por el centro del piso y obliga a separar más los pies en el Nissan y en el Suzuki. En el primero también molestan los carriles de los asientos en los pies, y la banqueta posterior del Ford no aprovecha la anchura disponible hasta las puertas y le falta asiento a los lados cuando van tres pasajeros. Por último, el Kuga y el S-Cross permiten reclinar los respaldos posteriores: el primero con siete posiciones, y el otro, con dos.
El Ford aprovecha su mayor longitud y ofrece el maletero más grande. El del Nissan es similar, siempre que se aproveche el doble fondo que deja libre la rueda de repuesto (lleva kit antipinchazos). Pero el que tiene más mérito es el Hyundai, que ofrece una capacidad muy similar a los dos primeros, pero llevando una rueda de repuesto normal, una ventaja importante si se pincha. Además, ofrece los mejores huecos para objetos, con bolsas más grandes en las puertas, repisa delante del cambio, etcétera. El Suzuki es más bajo y tiene menos maletero, pero incluye un doble fondo muy práctico que reduce su desventaja. Y, al igual que el Qashqai, permite colocar la base del maletero en dos alturas según se necesite. Por último, en todos se abaten los respaldos (60/40) para ganar capacidad de carga.
En la presentación interior y los acabados el Qashqai vuelve a imponer su dominio: incluye materiales y ajustes superiores y un ambiente más moderno y cercano a las marcas de prestigio. Y solo los menús de la pantalla y los accesorios son poco intuitivos. El Kuga también tiene buena presencia y un diseño alegre y vanguardista, con una instrumentación más atractiva y una decoración colorista, pero los ajustes son peores que en el Nissan. El Hyundai y el Suzuki están por detrás y parecen más económicos, con salpicaderos más sencillos, de plástico duro, y consolas centrales austeras. Y son menos vistosos y sofisticados, en especial el S-Cross, que aunque acaba de salir parece de una generación anterior.
En la insonorización se repite la ventaja del Nissan, muy suave y silencioso, y del Ford, bastante bien aislado. El Hyundai tiene un motor ruidoso, y el Suzuki muestra una rumorosidad mecánica superior a los demás. Todos son cómodos y filtran bien los baches, pero el Qashqai mantiene su ventaja, seguido del Ford, y los otros dos están un paso por detrás.
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