Lo mejor del Citroën, que es más estrecho, pero más práctico como familiar: incluye los asientos traseros deslizantes de los monovolúmenes y ofrece una flexibilidad muy superior. Todos tienen unas plazas delanteras correctas y un buen puesto de conducción, pero el Hyundai es el más amplio. El Seat y el Citroën ofrecen más espacio para las piernas en las plazas posteriores, y el primero, más altura interior, pero con un túnel central que molesta en los pies. Les sigue de cerca el Kia, con un espacio correcto, y en el C3 se toca con los laterales del techo si viajan tres atrás.
El C3 tiene también el mejor maletero con diferencia según nuestras mediciones, y su ventaja aumenta si se mueven hacia delante las plazas traseras. Le siguen el Kia y el Seat, muy igualados, y a pesar de su mayor envergadura, el Hyundai es el peor aprovechado. Y el Arona ofrece los mejores huecos para objetos.
Ninguno destaca por su calidad de acabado, más por materiales —llevan salpicaderos de plástico duro— que por ajustes, que son buenos. El Kona es el más vistoso, pero el C3 ofrece el ambiente más moderno, con tapicerías atractivas, adornos de tela en el salpicadero y las puertas y otros detalles. El Stonic transmite solidez, aunque con algunos plásticos económicos, y el Arona muestra una diferencia excesiva entre los acabados de las plazas delanteras y traseras, y es el único sin toma USB atrás. Aunque todos tienen motores de tres cilindros, no resultan ruidosos, pero el Citroën y el Hyundai llevan suspensiones más suaves que el Seat y el Kia, están mejor aislados por dentro y viajan con más confort.
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