El nuevo Toyota Land Cruiser mejora al que ya era muy bueno

Se mantiene como un todoterreno genuino ganando en comodidad y equipamiento.

Toyota Land Cruiser
Las capacidades fuera del asfalto del Land Cruiser son encomiables.

Han sido 67 años. Vendido en 195 países, con 9,5 millones de unidades. Cifras que resultan muy ilustrativas sobre lo que el Land Cruiser represente en la historia de Toyota y en el mercado de los todoterrenos. Al margen del fenómeno de los SUV, la marca japonesa sigue apostando por uno de sus modelos más icónicos, un coche de enorme polivalencia capaz de afrontar los desafíos más ambiciosos fuera de la carretera pero sin renunciar en confort, equipamiento, fiabilidad, seguridad y un comportamiento sobre el asfalto más que aceptable. Bajo estas premisas ya está en los concesionario españoles la nueva versión del Land Cruiser, en una horquilla de precios entre los 40.600 y los 66.400 euros (desde 36.050 euros matriculado como vehículo comercial).

Su estructura se mantiene fiel al concepto de la carrocería, de tres o cinco puertas, montada sobre el chasis, característica en buena parte responsable de sus excelencias dinámicas como 4×4. El diseño no es rupturista aunque en la marca han querido alinearlo en cierto sentido con la moda de los todocaminos, suavizando algunas formas y renovando elementos como el frontal, los grupos ópticos o las llantas de aleación.

En su generoso interior, sobre todo en la versión larga de cinco puertas, se aprecia una evolución que también aproxima a este todoterreno a la filosofía de los modelos premium de otros segmentos. Calidad general propia de Toyota y un equipamiento muy completo en las versiones destinadas al cliente particular, VXL y Limited (más dirigidas a flotas están la GX y VX). Destaca su pantalla central de 8 pulgadas para manejar todas sus funciones multimedia, mientras que la dotación de seguridad es difícilmente igualable entre los coches de su estilo: sistema de precolisión, detección de peatones, control de crucero adaptativo, luces automáticas, detector de ángulo muerto, sensor de presión de los neumáticos, aviso de cambio involuntario de carril…

Toyota Land Cruiser

El interior exhibe la calidad propia de la marca japonesa.

Mecánicamente no hay cambios y la propuesta sigue siendo el motor turbodiésel 2.8 D-4D con una potencia de 177 CV. Se asocia a una caja de cambios manual de seis relaciones u otra automática con el mismo número de marchas, en ambos casos, por supuesto, con tracción a las cuatro ruedas, caja de reductoras y bloqueos de diferencial central y trasero. Una sofisticada gestión electrónica permite seleccionar hasta seis modos de utilización (incluyendo uno completamente automático en el que la centralita analiza las condiciones y ajusta los parámetros óptimos) que influyen en diferentes sistemas del vehículo para adaptarlo a condiciones tan cambiantes como el barro, las rocas o la arena.

Toma de contacto

La toma de contacto con el nuevo Land Cruiser se desarrolló en una pista especialmente diseñada para poner a prueba sus capacidades para circular fuera de carretera y en caminos de diferente dificultad que también suponían en reto para el vehículo. Seguramente las exigencias a las que se le sometió superan las que tendrán la mayoría de sus usuarios y en todas ellas cumplió con nota alta.

La propia base estructural de este genuino 4×4, el recorrido de sus suspensiones y las posibilidades de su transmisión combinada con una electrónica muy evolucionada le permiten superar con una facilidad sorprendente todo tipo de obstáculos, desde cruces de ejes extremos a descensos de ángulo considerable, pasando por una motricidad constante en firmes deslizantes, inclinaciones laterales que superan a los 40 grados o irregularidades del terreno de cierta entidad que casi nunca afectan a la comodidad de los pasajeros.

El límite del nuevo Land Cruiser, por tanto, es altísimo fuera del asfalto y aunque su propulsor diésel no es el más refinado del mercado sí que promete prestaciones suficientes en carretera para el usuario medio de este tipo de vehículo (como ya ocurría con su predecesor). Es grande y pesado con lo que un extra de potencia nunca viene mal en esas condiciones, aunque con su rendimiento actual permite circular sin problema alguno en autovía por encima de los límites legales, mientras que sus valores de par proporcionan una respuesta óptima en trazados más revirados. Sólo habrá que tener en consideración las inercias propias de un coche de sus dimensiones para garantizar un rodar seguro y confortable en cualquier circunstancia.

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