Debutó en marzo del pasado año en el Salón del Automóvil de Ginebra, tras muchísima expectación y con la responsabilidad de superar al icónico Bugatti Veyron un modelo que supuso un antes y un después en el mundo de la automoción. Ahora, la primera unidad del Bugatti Chiron está a punto de ser entregada a su dueño.
El hiperdeportivo es un auténtico compendio de cifras extraordinarias: su motor W16 de ocho cilindros monta cuatro turbos, tiene 1.500 CV de potencia, 1.600 Nm de par máximo, hace el 0-100 km/h en 2,5 segundos, el 0-200 km/h en 6,5 segundos y su velocidad máxima es de 420 km/h (y porque está limitada electrónicamente).
Todos estos datos son increíbles, pero no es lo único interesante de todo lo que rodea al Bugatti Chiron. Aprovechando la mencionada primera entrega, Bugatti ha revelado imágenes sobre el proceso completo de fabricación del modelo, además de desvelar información de lo más peculiar sobre su producción.
El propósito de la marca es fabricar 500 unidades (las 70 primeras durante 2017) después de un trabajo especialmente meticuloso: dependiendo del nivel de personalización, se tarda entre 6 y 9 meses en terminar cada Chiron, formado por 1.800 piezas individuales.
El resultado es una máquina de 2,4 millones de euros con similitudes obvias con el Veyron, tanto en dimensiones (4,540 x 2.040 x 1,210 mm) como en concepto y en su vista lateral; sin embargo, el frontal y la zaga, incluso con ese cierto aire familiar, tienen personalidad propia.
En el morro, la característica parrilla preside el conjunto, aunque comparte protagonismo con dos faros muy alargados que alojan cuatro ópticas LED cuadradas cada uno. La trasera es de lo más llamativa, con una tira de LED que ocupa casi todo el ancho, dos escapes dobles situados en posición central y todo formando una enorme salida de aire para refrigerar el motor.
Para controlar esos 1.500 CV que desarrolla, precisamente, el Bugatti Chiron cuenta con dirección electromecánica, suspensión adaptativa, cinco modos de conducción (Lift, Auto, Autobahn, Handling y Top Speed) y frenos carbocerámicos con discos de 420 mm en el eje delantero y de 400 mm en el trasero. Esto último es más que importante, ya que sirve para clavar el Chiron en 31,3 metros yendo a 100 km/h, en 125 metros a 200 km/h y en solo 275 si la velocidad es de 300 km/h.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.