En la cúspide del automóvil moderno existen modelos que ya no se miden por ventas, prestaciones o utilidad cotidiana. Son coches que funcionan como escaparates tecnológicos, ejercicios de estilo o demostraciones de poder industrial y económico.
En ese territorio casi irreal conviven dos filosofías opuestas pero igual de extremas: el lujo artesanal llevado al límite y la velocidad como obsesión técnica. El Rolls-Royce Boat Tail y el Bugatti Chiron Super Sport 300+ son, hoy, los máximos exponentes de esas dos maneras de entender el automóvil absoluto.
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Poderoso caballero…
En el universo del automóvil de ultra lujo, donde el precio deja de ser una referencia y la exclusividad se convierte en el verdadero valor, el Rolls-Royce Boat Tail ocupa un lugar único.

Considerado el coche más caro del mundo, este modelo no se produce en serie ni responde a cifras comerciales tradicionales: solo existen cuatro unidades y cada una ha sido creada a medida para su propietario, con un coste que se sitúa en varios millones de euros. No hay una cifra oficial, pero varias fuentes lo sitúan en más de 30.
El Boat Tail nace dentro del programa Coachbuild de Rolls-Royce, una división dedicada a desarrollar vehículos irrepetibles en estrecha colaboración con el cliente. Inspirado en el mundo náutico, su diseño destaca por una carrocería de proporciones imponentes y una trasera que recuerda a la cubierta de un yate clásico.
Bajo esa superficie se esconden compartimentos diseñados para el ocio, con soluciones personalizadas que refuerzan la idea de que este coche no es solo un medio de transporte, sino una pieza de artesanía rodante.

Más allá de su descomunal precio, el Rolls-Royce Boat Tail simboliza una tendencia cada vez más marcada en el segmento más alto del mercado: la búsqueda de lo absolutamente único.
Aquí no importan las prestaciones ni los récords, sino el tiempo invertido en su creación, el nivel de detalle y la historia personal que cada unidad incorpora. Es el lujo llevado a su expresión más silenciosa y exclusiva.
Y el más rápido
Si el Boat Tail representa la cúspide del lujo a medida, el Bugatti Chiron Super Sport 300+ encarna el extremo opuesto: la obsesión por la velocidad y la ingeniería llevada hasta el límite.
Este modelo ha pasado a la historia al convertirse en el primer coche de producción en superar las 300 millas por hora, es decir, 500 km/h, una barrera simbólica que durante décadas parecía reservada a prototipos o a la competición.

Para lograrlo, Bugatti partió del ya extraordinario Chiron y lo sometió a una profunda revisión técnica. El Chiron Super Sport 300+ cuenta con una carrocería alargada y optimizada aerodinámicamente, pensada para mantener la estabilidad a velocidades extremas, y con una evolución del conocido motor W16, capaz de entregar cifras de potencia en torno a los 1.600 CV, que lo sitúan en un territorio casi inalcanzable para cualquier otro coche de carretera.
Aunque el récord se consiguió con una unidad específica y en condiciones controladas, Bugatti decidió trasladar esa experiencia a una serie limitada destinada a un grupo muy reducido de clientes.

Frente al lujo contemplativo del Rolls-Royce, el Chiron Super Sport 300+ apuesta por la velocidad como forma de exclusividad. Dos caminos distintos para llegar a la cima del automóvil, ambos igual de inaccesibles para la inmensa mayoría y ambos convertidos ya en iconos de su tiempo.
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