Hasta ahora era exclusivo del Levante, el SUV de la marca, pero Maserati ha querido ampliar la familia Trofeo aplicando esa deportividad a sus dos berlinas, Ghibli y Quattroporte, que, como es el caso del todocamino, comparten un mismo motor V8 que se encarga de fabricar Ferrari.
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Se trata de un bloque de 3,8 litros que cuenta con doble turbo, lo que le permite desarrollar una potencia de 580 CV y un par máximo de 730 Nm. Se asocia a una caja de cambios automática de ocho velocidades con convertidor de par y a un sistema de tracción trasera con diferencial mecánico de deslizamiento limitado.
Esto, en el caso del Ghibli le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos, mientras que el Quattroporte necesita dos décimas más para completar el sprint. Eso sí, ambas comparten idéntica velocidad máxima: 326 km/h.
Otros elementos con los que cuentan son el sistema de Control Integrado del Vehículo (IVC) que mejora el comportamiento dinámico, el modo Corsa (carrera) que ajusta diversos parámetros para obtener una respuesta más deportiva y el Launch Control, que permite hacer unas salidas más rápidas desde parado.
Aunque su apartado mecánico es el que más destaca, como versión tope de gama Maserati ha querido darle una imagen distintiva añadiendo fibra de carbono en las molduras de las entradas de aire, lamas acabadas en negro lacado en la parrilla, toques rojos en las branquias y las salidas laterales, difusor de carbono, llantas Orione de aluminio con dimensiones de 21 pulgadas y grupos ópticos rediseñados.
En el habitáculo, las novedades se limitan a la tapicería de cuero natural Pieno Fiore, a la insignia Trofeo en relieve en los reposacabezas y a la nueva interfaz específica de encendido del sistema de infoentretenimiento, que se ha actualizado también y dispone de una pantalla de 10,1 pulgadas.
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