No es el primer ejemplo (Lexus lo hizo hace escasas semanas), pero siempre resulta curioso ver que un fabricante decide dar el salto del asfalto a los mares. Si, además, se trata de una marca como Mercedes-AMG, la cosa promete. Y viendo el resultado final, no defrauda.
Tras una década realizando proyectos conjuntos con el Cigarette Racing Team, cada uno de ellos inspirado en algún deportivo de la marca alemana, la 50’ Marauder AMG es la encarnación marina del GT R y, como su hermano, es una auténtica bestia.
Disponible en dos esloras, de 50 y 35 pies (15 y 10 metros), en la fabricación de su cuerpo se ha hecho un uso intensivo de fibra de carbono. El material, conocido por su rigidez y ligereza, ha permitido ahorrar 600 kilos a un conjunto que, por otra parte, supera las seis toneladas.
Para mover semejante mole, Mercedes-AMG recurre a una pareja de motores Mercury Racing 1550/1350 QC4v asociados a hélices M8. Cada uno tiene nueve litros de cubicaje y genera 1.550 CV, lo que suma 3.100 CV. Esto es el modo deportivo, que emplea combustible de competición, aunque se puede optar por un modo más tranquilo, con gasolina de 91 octanos, en el que cada bloque desarrolla solo 1.350 CV. En cualquiera de los casos, el depósito tiene 1.010 litros de capacidad.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.