En la localidad costera de Zandvoort, en los Países Bajos, un grupo de vecinos ha ideado una peculiar estrategia para recuperar la tranquilidad de su barrio durante los fines de semana. Cansados de la avalancha de coches que buscan aparcamiento cerca de la playa, los residentes han decidido “trolear” a Google Maps informando de falsos cortes de tráfico.
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La plataforma de navegación, que se basa en gran parte en las notificaciones de los usuarios, detecta múltiples avisos como verdaderos y modifica automáticamente las rutas para evitar esas zonas. Resultado: los turistas son redirigidos, y la zona queda libre de esa masificación de tráfico.
La justicia por su mano
Los vecinos de Parkbuurt, el barrio en cuestión, aseguran no haber sido escuchados por el Ayuntamiento. “Esto no es una broma. Estamos hartos del ruido, de la velocidad de los coches y de no poder aparcar cerca de casa”, ha declarado el anónimo impulsor de la acción al medio local, NH Nieuws. Según él, esta ha sido la medida “menos agresiva” que podían tomar.
No es la primera vez que se usa esta técnica en los Países Bajos. Los vecinos de Lisserbroek ya recurrieron a este método para evitar la masificación turística provocada por el cercano parque de Keukenhof, el denominado “Jardín de Europa” de tulipanes, que es uno de los lugares más visitados del país.
Enfado oficial
La maniobra no ha gustado nada al Ayuntamiento de Zandvoort. El concejal Gert-Jan Bluijs ha mostrado su descontento: “solo están trasladando el problema a otros barrios”. Como respuesta, se han instalado paneles luminosos en las entradas a la ciudad, instando a los conductores a ignorar el GPS y seguir las rutas oficiales de aparcamiento.
De momento, esta trampa digital ha sido desactivada. Pero los vecinos no descartan volver a utilizarla si la situación se repite. Una batalla entre la tecnología, la convivencia y el hartazgo vecinal.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.
