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Cinco todoterrenos de todos los tamaños, tres monovolúmenes, un descapotable deportivo y un coche de ciudad. Son los 10 nuevos modelos que se han enfrentado a las pruebas de choque de Euro NCAP, el organismo independiente de los fabricantes que analiza la seguridad que proporcionan los automóviles más populares del mercado europeo. A pesar de que el laboratorio ha endurecido sus exámenes, con el objetivo de reforzar la seguridad, siete de los 10 vehículos evaluados obtienen la máxima calificación de cinco estrellas.
Los test se modificaron el pasado enero, introduciendo dos simulaciones de colisión frontal, en vez de una (50 km/h contra barrera rígida y 64 km/h contra otra deformable), y aplicando al mismo tiempo una prueba de choque lateral (50 km/h) más severa. Para conseguir las mejores notas, la clave está ahora no solo en contar con una carrocería resistente, sino en combinar ésta con sistemas de retención eficaces (airbags y cinturones) y añadir los últimos dispositivos de seguridad electrónica, como la frenada de emergencia automática, que cobran cada vez mayor relevancia por su capacidad para ayudar a evitar los impactos.
El todoterreno grande Volvo XC90 (4,95 metros de largo) es el modelo que ha conseguido las calificaciones más elevadas de la nueva fase de pruebas: 97% en protección de adultos y 100% en el equipamiento electrónico de seguridad. Supera así al Audi Q7 (5,05 metros), que logra puntuaciones del 94% y 76%, respectivamente, y también a modelos medianos (rondan los 4,45 metros) como los Renault Kadjar (89% y 71%) y Hyundai Tucson (86% y 71%). Todos, eso sí, obtienen una calificación muy alta en protección de adultos, que sigue siendo el indicador más fiable de la protección que es capaz de proporcionar un automóvil. El quinto todoterreno en juego, el Mazda CX-3 (4,27 metros), consigue también un notable en protección de adultos (86%; 64% en seguridad electrónica), pero Euro NCAP le deja con cuatro estrellas porque durante el impacto frontal a 50 km/h (barrera rígida) los cinturones ejercieron una presión excesiva sobre el tórax de los ocupantes traseros.
Los tres monovolúmenes, el VW Touran, de tamaño medio (4,51 metros), y los Ford S-Max y Renault Espace, más grandes (4,80 y 4,86 metros), consiguen las cinco estrellas. El Touran saca un 88% en protección de adultos y un 76% en equipamiento electrónico de seguridad, mientras que el Espace obtiene un 82% y 80%, respectivamente, y el S-Max, un 87% y 71%.
El coche de ciudad Opel Karl, un vehículo pequeño y económico, no cuenta con la ayuda del tamaño, que permite diseñar zonas de deformación más amplias (mide solo 3,69 metros), pero, aun así, se defiende mejor de lo esperado: 74% en protección de adultos y 64% en seguridad electrónica. El laboratorio le baja de cinco a cuatro estrellas porque en el impacto frontal a 64 km/h (barrera deformable) la pierna derecha del conductor supera el umbral de riesgo aceptable, y, en el choque a 50 km/h (barrera rígida), sus rodillas quedan también expuestas.
Por su parte, el descapotable biplaza de corte deportivo Mazda MX-5 (3,91 metros) está inmerso en un ‘expediente X’. Logra un 84% en protección de adultos y un 64% en seguridad electrónica, y Euro NCAP le otorga cuatro estrellas. El laboratorio señala que, durante el impacto frontal a 64 km/h, el airbag del conductor se infló con presión insuficiente y no impidió el contacto de la cabeza con el volante. Sin embargo, las lecturas de los dummies, los robots humanoides que registran las cargas sufridas durante el accidente, no revelaron riesgo alguno de lesiones para el piloto.
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