Los fabricantes de automóviles están entrando en el sector de los coches voladores (muchos inclinados hacia los aerotaxis) de la mano de compañías de nuevo cuño. En su caso, BMW se ha asociado con Alaka’I Technologies y el resultado es el Skai Flying Car.
Su concepto es similar al de otros modelos ya mostrados, con un formato tipo dron que lo hace perfecto como vehículo de despegue y aterrizaje vertical. Este modelo, sin embargo, cuenta con la particularidad de ser la primera solución de movilidad voladora impulsada por hidrógeno.
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Tres células de hidrógeno se encargan de impulsar los seis rotores eléctricos del Skai Flying Car, cada uno con una potencia de 136 CV. Así es capaz de alcanzar velocidades de hasta 190 km/h, pero se calcula que el ritmo medio en viajes locales rondará los 140 km/h.
La ventaja del uso de este combustible es que, a día de hoy, permite una mayor autonomía que la de un eléctrico convencional. Cuenta con un depósito en el que se pueden cargar hasta 400 litros de hidrógeno, lo que le permite permanecer en el aire cuatro horas y recorrer 644 kilómetros sin repostar.
Su diseño opta por un formato similar a una cápsula, con una gran superficie acristalada que facilita la visibilidad a los cinco pasajeros, cuyos asientos están distribuidos en forma de V. En el central se aprecia una consola de control, además de dos mandos para que el piloto pueda manejar el Skai Flying Car.
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