BMW vuelve al segmento de las grandes custom/cruiser con la R 18, que sobresale por su calidad, diseño clásico, funcionamiento impecable y una tecnología a la última. Y su precio, aunque elevado, 24.590 euros, no desentona frente a sus competidoras.
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La R 32 se presentó en el Salón de París de 1923 y su motor bóxer de 8,5 CV, derivado del que llevaban los aviones de la I Guerra Mundial, se convertiría en un símbolo característico de la firma germana. Pero a pesar del parecido exterior, no hay que dejarse llevar por las apariencias: el motor rinde ahora 91 CV e incluye tecnologías de última generación.
La R 18 es larga y bajita, aunque pesada (345 kilos), y BMW ofrece hasta 40 opciones de customización para que los clientes puedan personalizarla a su gusto. Entre ellas destacan por ejemplo un asiento especial para el pasajero, puños calefactables, tapón de gasolina con llave o la marcha atrás (muy recomendable para realizar con seguridad las maniobras en parado).
Dimensiones imponentes
Como sus competidoras, la nueva R 18 tiene un tamaño enorme, casi excesivo. El bastidor es tradicional, un doble cuna de acero con suspensiones convencionales (horquilla delante y amortiguador tipo “cantilever” detrás) y frenos de disco con sistema ABS. A los mandos destacan sus imponentes dimensiones, que contrastan con la baja altura del asiento (69 centímetros).
El gran manillar proporciona una posición relajada y solo los conductores más altos se verán algo penalizados al tener que flexionar más las rodillas por la baja altura del asiento, aunque BMW ofrece como opción uno más alto.
El motor de 1.8 litros de cilindrada tiene mucho carácter, pero destaca por su finura y pegada y responde con precisión y sin vibraciones. Y el cardán de la transmisión presenta la particularidad de llevar el árbol cromado girando a la vista, sin cárter de protección.
A pesar de su clasicismo, la mecánica no renuncia a la electrónica e incluye tres modos de conducción —Rain, Roll y Rock— que mejoran su eficacia y seguridad. La frenada es potente, el chasis rígido y la suspensión firme, pero al mismo tiempo resulta cómoda y compensada, algo difícil de lograr en este tipo de motos tan al “gusto americano”.
A pesar de su gran tamaño, la R 18 es fácil de llevar, gracias a su sobresaliente motor y a la consistencia del chasis. El inconveniente más importante es que las estriberas rozan el asfalto en carreteras de curvas con demasiada facilidad.
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