Vamos de aquí para allá cada día con nuestros coches, de casa al trabajo y del trabajo a casa, respetando las normas y teniendo cuidado para no chocar con nadie y todo porque nos gusta movernos con tranquilidad y sin salir para nada de los límites, eso lo dejamos para otros. Pero resulta que, sin saberlo, hay momentos en los que nuestra forma de conducir no es precisamente académica y nuestros descuidos pueden ser causa incluso de accidentes. Repasemos unos cuantos hábitos que convendría alejar de nuestra conducción para ser un buen conductor.
RUEDAS DESGASTADAS
La DGT considera una infracción llevar los neumáticos con un dibujo cuya profundidad sea inferior a 1,6 milímetros, algo que se penaliza con hasta 200 euros de sanción e incluso la inmovilización del vehículo. Pero lo peor no es eso, sino que este desgaste puede suponer la pérdida del control del vehículo en un día de lluvia por falta de agarre de las ruedas o por un reventón inesperado que puede terminar en un terrible accidente. Y nosotros sin ni siquiera fijarnos en ello.
PILOTO DE FRENO FUNDIDO
Imaginemos que vamos conduciendo el típico día que el tráfico está más cargado de lo normal y que debido al efecto ‘goma elástica’ los coches de delante comienzan a frenar bruscamente. Nosotros también lo hacemos, pero resulta que el coche de atrás piensa que no ha sido así porque no se ha iluminado ninguna luz de freno en nuestro vehículo. Las consecuencias son fácilmente imaginables: el conductor de atrás termina chocando contra nosotros.
SIN AGUA EN EL LIMPIAPARABRISAS Y LAS ESCOBILLAS DESGASTADAS
Parece una tontería, pero ¿cuántas veces nos damos cuenta demasiado tarde de que nuestros limpiaparabrisas están desgastados al activarlos y al contrario que limpiar, nos ha restregado por todo el cristal esa porquería que queríamos quitar? La cosa se complica cuando además queremos echar un buen chorro de agua para solucionarlo y nos damos cuenta de que no hay ni gota. Esto si se hace en parado no es tan peligroso, pero tenemos la costumbre de hacerlo en plena conducción con las malas consecuencias que puede tener al perder momentáneamente la visibilidad.
REVISIÓN SIN PASAR
No tengo tiempo, ya lo haré más adelante o me viene fatal pagar por eso ahora. Son algunas de las excusas que utilizamos cuando nos preguntan si hemos pasado la revisión de mantenimiento periódica o incluso la ITV (Inspección Técnica de Vehículos). La consecuencia podría ser unas pastillas de freno cuyo desgaste desconocemos y que podrían aumentan la distancia de frenado más de la cuenta en algún momento peligroso. Este tipo de revisiones, lejos de ser una molestia o un gasto innecesario, están pensadas para vigilar que todas las medidas de seguridad del coche, activas y pasivas, estén en perfectas condiciones.
COSAS SUELTAS POR EL COCHE
Normalmente cuidamos que nuestros hijos tengan una silla para el coche segura, bien anclada y que los envuelva en caso de accidente, pero no tenemos en cuenta que dejarles juguetes sueltos, bolsas repletas de objetos o incluso una tableta en la bandeja de atrás por si quieren entretenerse durante el camino puede ser tan peligroso como si fueran desabrochados. Y es que en el caso de un frenazo brusco cualquiera de estos objetos puede salir propulsado con una fuerza igual a su propio peso multiplicado por 50. Entendemos entonces que cualquier cosa mal sujeta puede convertirse en un fatal proyectil para sus ocupantes. En especial si lo que transportamos son pequeños muebles con los asientos abatidos o perros que no estén convenientemente separados del resto del habitáculo por una red o sujetos mediante una correa diseñada para tal fin.
INTERIOR DESCUIDADO
Bien se podría decir que cada uno en su casa hace lo que quiere, pero en este caso el hecho de no ser cuidadoso con el habitáculo del coche puede ser causa de accidente: latas de refresco sueltas que se traban en los pedales, adornos demasiado grandes sobre el salpicadero o colgando del retrovisor que impiden una visibilidad total o incluso llevar las alfombrillas rotas o levantadas y que se conviertan en una trampa para tus tacones. En cuestiones de higiene y organización todo influye y en el caso de un especio tan reducido como el interior de un vehículo mucho más. Incluso no limpiarlo de polvo o tierra a menudo puede hacer que estornudes y dejes de estar atento a la carretera en un momento poco propicio.
DISTRACCIONES DIGITALES
Ya no basta con tener claro que no se debe usar el móvil si estamos al volante, hemos llegado a una dependencia tal con instrumentos como los navegadores que parece que no sabemos tomar una curva sin mirar hacia donde indica la flechita de la pantalla. El navegador debe ser meramente orientativo y deberíamos poder usarlo sin tener que mirarlo constantemente y, sobre todo, saber conducir por nosotros mismos, si nos equivocamos de camino, ya lo corregiremos.
APROVECHAR EL HUECO
Las vicisitudes del atasco diario nos llevan a apurar las incorporaciones para ganar terreno, toda una temeridad, sobre todo si lo que hacemos es aprovechar el hueco que hay entre un coche y un camión que están circulando pero que están a punto de frenar, ya que solemos calcular el espacio que necesita un coche para frenar pero olvidamos que un camión necesita mucho más, precisamente parte del espacio que le acabamos de arrebatar, por tanto la colisión puede estar más cerca de lo que pensamos.
PÉRDIDAS DE ATENCIÓN
El ser humano es impulsivo por naturaleza y en ocasiones demuestra sus emociones sin pensar demasiado en las consecuencias. Cuando los niños no paran de hacer travesuras, perdemos los nervios y nos damos la vuelta para regañarles o si de repente nos entra un amor loco por nuestra pareja y le damos un beso en plena marcha son dos actos en los que dejamos de mirar la carretera por un segundo. Parece poco, pero depende mucho de la velocidad a la que vayamos. Si es a 50 km/h recorremos casi 15 metros, que ya son, pero si vamos a 120 km/h recorreremos 33 metros que es una distancia donde pueden ocurrir demasiadas cosas. Esto es lo mismo si pensamos que somos tan diestros que podemos conducir y coger cosas de la guantera al mismo tiempo. Craso error.
IR DEMASIADO LENTO
Pensamos que solo es peligroso ir demasiado rápido y olvidamos que también existe la norma contraria, no se debe ir a una velocidad anormalmente reducida. La ley dice que en autopistas y autovías no se puede circular por debajo de 60 km/h y en el resto de vías la velocidad no ha de ser inferior a la mitad de la máxima genérica para cada vehículo. Todo esto, por supuesto, si no hay un atasco que no permita ir más rápido o las circunstancias climatológicas lo impidan. En todo caso, si vamos muy lentos nos exponemos a que otros coches nos alcancen por detrás sin darse cuenta.
GAFAS DE SOL
La última campaña de la DGT utilizaba el hecho de coger unas gafas de sol del salpicadero como motivo de un posible accidente. Pero no solo ponérselas puede ser malo, también llevarlas en circunstancias innecesarias, como el interior de un túnel o con cielo muy nublado, puede reducir la visibilidad y traducir la pereza que puede dar quietárselas en un potencial incidente. Esta práctica se agrava si lo que no encendemos en el túnel (por la misma dejadez) son nuestras luces para ser vistos.
EL PELIGRO DE LA DOBLE FILA
La vida actual nos hace ser esclavos del tiempo y esto condiciona cada una de nuestras acciones diarias. Una de las prácticas más habituales derivada de las prisas es parar en segunda fila y, sobre todo, frente al colegio de nuestros hijos. Llegamos tarde, paramos en un carril y abrimos las puertas del coche con tanto nerviosismo que no nos fijamos si viene un coche o una moto. Una sana costumbre como mirar por el retrovisor antes de bajarnos de vehículo puede salvarnos de más de un susto innecesario o incluso evitar un accidente.
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