Hace unos meses y con motivo de su 100 aniversario, BMW presentaba al público el Vision Next 100, su idea de hacia donde se dirige la evolución del automóvil. No solo en forma, sino también en contenido: conducción autónoma, conectividad sin limites o inteligencia artificial fueron algunos de los conceptos que se ligaron a este prototipo, siempre sin olvidar el rasgo propio de todo BMW, el placer de conducir. Esta semana MINI y Rolls-Royce, las otras dos marcas automovilísticas del grupo, han mostrado sus propuestas bajo su propio punto de vista.
El MINI Vision Next 100 es toda una declaración de intenciones en la forma en la que entendemos la propiedad del automóvil. Se trata de una nueva y evolucionada forma de entender el Car Sharing. Bajo el lema “todos los MINI son mi MINI”, se pretende compartir vehículos propios y ajenos en una misma red. De esta forma cada usuario es dueño de una parte de toda la cadena: será la inteligencia artificial implantada en cada vehículo la que reconozca a cada usuario y lo adapte a sus preferencias. La principal ventaja de este sistema es el coste, al repartirse entre varios propietarios se rebaja. Y también tiene otras como la reducción de emisiones y de la densidad del tráfico. Aunque no todo va a ser conducción autónoma, los ingenieros de MINI no olvidan el carácter lúdico y divertido del modelo. Es un coche que también permitirá conducir de manera manual con un volante y pedales como a los que estamos acostumbrados.
Visualmente cambia mucho con respecto al actual, pero mantiene su esencia. Las ruedas se sitúan en las esquinas del coche y el techo se mantiene. Las formas se suavizan y lo que más llama la atención es el frontal. Ahora es totalmente transparente al carecer de motor de combustión, ofreciendo una enorme visibilidad desde el interior. El habitáculo se ha reducido a la mínima expresión: volante, pedales y dos instrumentos; es todo lo que se necesita para poder utilizar este futurista modelo.
El Rolls-Royce Vision Next 100 va más allá de los límites de un automóvil con chófer tal como lo entendemos hoy: es el epítome de la movilidad en el futuro al más alto nivel. En este caso no se habla de compartir vehículos, se trata de personalizarlos al máximo, retomando el trabajo del clásico carrocero. Partiendo de una base común se desarrollarán infinitas posibilidades atendiendo a los gustos del cliente, se crearán piezas únicas, todas diferentes unas de otras. El puesto de conducción y los asientos delanteros desaparecerán, será la inteligencia artificial del coche la encargada de conducirlo. Y no solo de conducirlo, se convertirá en una completa asistente personal llamada Eleanor. Conocerá al propietario y aprenderá de él o ella: sus gustos, sus costumbres, sus restaurantes y bares favoritos, sus horarios…
El interior se parece más al salón de una casa que al de un coche. Un amplio sofá acoge a los ocupantes, el suelo es de moqueta y los laterales están revestidos de madera noble. Delante, donde se encontraría el salpicadero, se ubica una gran pantalla para entretener a los afortunados usuarios. Mantiene las puertas de apertura contraria a la marcha y el techo también se abre para facilitar subir y bajarse con la máxima elegancia y comodidad posibles.
Como ha dicho Ian Robertson, director de ventas mundial del Grupo BMW, la tecnología avanza mucho más rápido de lo que somos capaces de imaginar. En unos años no sabremos si quiera como serán nuestros smartphones. La pregunta ya no es ¿Y si…? sino ¿Cuándo..?
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram