El viaje transcurre plácido en el coche. Todavía quedan unos cuantos kilómetros para llegar al destino pero, de repente, cuatro palabras procedentes de la parte trasera turban la tranquilidad y se desata el pánico: “Papá, mamá, me mareo”. “¡Otra vez, no! ¡Aguanta un poco!”, contestas mientras reduces la velocidad y buscas desesperado un espacio donde parar cuanto antes el vehículo y salvar así a la tapicería de una tragedia que parece inevitable.
Todos, en mayor o menor medida, hemos sufrido una situación parecida. Nadie está a salvo de la cinetosis, que es el nombre técnico que tienen los mareos que sufrimos en el automóvil.
La aceleración y desaceleración producidas en el interior del vehículo provoca un trastorno en la coordinación entre el cuerpo, que está parado, y el movimiento que percibimos a nuestro alrededor.
Surge entonces el mareo, que se traduce en una serie de efectos (salivación, náuseas, vómitos, debilidad, sudor frío, somnolencia) que, sin ser graves, pueden convertir el viaje en una auténtica pesadilla.
Esta desagradable sensación es más frecuente en los niños pequeños que en los adultos. Una circunstancia tiene la explicación: al tener menos altura y no fijar su mirada en un punto fijo, la sensación de mareo se multiplica.
Para evitar que los mareos te amarguen la ruta, y que tu hijo o hija pase un mal rato en la carretera, te recordamos una serie de consejos elaborados por la DGT y la OCU que pueden serte de utilidad.
- Si el viaje va a ser largo, intenta que la comida sea ligera. Si, por el contrario, el viaje es corto, será mejor que el pequeño no coma hasta llegar al destino.
- Evita los acelerones y frenazos bruscos, y no tomes las curvas a gran velocidad. Son las situaciones que más favorecen los mareos.
- Descansa cada dos horas. Y aprovecha el parón para que el niño pasee, estire los pies y se oxigene.
- Evita que el pequeño lea en el coche, se entretenga con videojuegos o mire el teléfono móvil.
- Viaja cuando menos calor haga. Una buena solución es aprovechar la hora de la siesta o incluso partir de noche, ya que el mareo no suele aparecer mientras el niño duerme.
- Mantén bien ventilado el habitáculo del coche. Y evita olores fuertes como los producidos por el tabaco: por supuesto, no fumes si hay menores.
- Si el niño tiene sed, intenta que beba poco y en pequeños sorbos.
- Procura distraer al pequeño en el trayecto con canciones, juegos o cuentos, y que se fije en elementos fijes a través de la ventanilla…
- La respiración resulta clave: las inspiraciones profundas y rápidas pueden aliviar las náuseas.
- Como último recurso, también puedes recurrir a algún medicamento preventivo contra el mareo. Recuerda que, como mínimo, deben tomarse una hora antes del viaje. No obstante, consulta esta posibilidad con el pediatra, ya que el fármaco puede causar efectos secundarios.
- Y un consejo final: sé previsor y lleva a mano bolsas de plástico y ropa de recambio. Nunca se sabe…
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