A la cuarta generación del Renault Mégane le faltaba una variante para completar su gama. No nos referimos al sedán, que tristemente no veremos en nuestro mercado; ni al tres puertas, que ni se ha planteado debido a la baja demanda de esta carrocería. Se trata del familiar Mégane Sport Tourer.
La marca francesa ha mantenido todo lo bueno del compacto y se ha limitado a añadirle un extra de versatilidad, gracias al aumento de su tamaño respecto a su tercera generación. Ahora mide 4.626 mm de largo (+59 mm), 1.449 mm de alto (-58 mm) y una anchura que varía en función de las vías, siendo de 1.591 mm delante (+45 mm) y de 1.586 mm detrás (+39), con una batalla de 2.712 mm (+9)
El crecimiento respecto al Mégane Sport Tourer cinco puertas también es sensible, con un aumento de longitud de casi 30 centímetros que repercute tanto en la habitabilidad interior para las plazas traseras como en su capacidad de carga.
El maletero del Mégane Sport Tourer tiene un volumen de 580 litros que, gracias a la modularidad de los asientos (33:66 en los traseros y el del copiloto completamente abatible), se puede ampliar considerablemente y permite transportar objetos de hasta 2,70 metros de largo.
Estéticamente es idéntico a su hermano, e incluye las mismas opciones deportivas en forma del pack GT Line y del acabado GT.
El primero se puede añadir a cualquier Mégane Sport Tourer de acabado ZEN y añade tanto elementos exteriores como interiores. El frontal luce un diseño específico, el escape es cromado, cuenta con logos GT-Line en las aletas delanteras y calza de serie llantas Dark Metal de 17 pulgadas (de 18 en opción). En el habitáculo presenta tres tapicerías a elegir, costuras y molduras en color azul y asientos envolventes con reposacabezas integrados.
El GT es el acabado deportivo de la gama Mégane Sport Tourer, cuenta con todos los elementos estéticos del pack GT Line y los mejora con añadidos como las llantas de 18 pulgadas diamantadas, la palanca de cambios específica y los pedales de aluminio.
Pero no es lo único, puesto que también suma mejoras de comportamiento respecto al resto de niveles de equipamiento. Así, los discos de freno son 30 mm más grandes, la suspensión tiene un reglaje más firme, cuenta con cinco modos de conducción, e incorpora el sistema 4 CONTROL, que con cuatro ruedas directrices mejora su maniobrabilidad.
Otra novedad es que el GT, además del motor 1.6 TCe de 205 CV del cinco puertas, suma a su oferta un bloque diésel, el dCi 165 CV asociado a una caja de cambios automática de doble embrague EDC de seis relaciones.
El de 205 CV tiene como exclusiva el Launch Control, un sistema de aceleración desde parado que garantiza la activación más rápida y le permite hacer el 0-100 km/h en 7,4 segundos. Por otro lado, tanto este como el diésel 165 CV disponen del Multichange Down, con el que, manteniendo pulsada la leva izquierda, pueden reducir varias marchas de golpe mientras se frena para entrar en la curva en la relación óptima.
El resto de motorizaciones, niveles de equipamiento, elementos tecnológicos, etc., son exactamente iguales a los del cinco puertas.
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