El patrimonio y la historia de una ciudad también se componen por el tipo de vehículos que recorrieron sus calles. En el ámbito del transporte público, hay grandes joyas automovilísticas que evocan nostalgia entre los ciudadanos y que las entidades públicas tratan de recuperar y conservar.
La Empresa Municipal de Transportes de Madrid acaba de adquirir un autobús de entre los años 50 a través de Wallapop. La unidad se encontraba anunciada por un particular, bastante deteriorado, en esta plataforma de compraventa de segunda mano.
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Al ver el anuncio, ya el año pasado, el personal de Patrimonio Histórico de EMT decidió ponerse en contacto con los propietarios. El autobús estaba aparcado en Bellpuig, Lérida, y a través de las fotografías era imposible discernir la marca, la procedencia o incluso el modelo de vehículo.
Un Leyland Titan de 1957
Tras preguntar a los propietarios y recibir nuevas imágenes, los trabajadores de EMT viajaron a Bellpuig para ver en persona el estado del autobús e intentar averiguar más detalles. Allí, in situ, descubrieron que el autobús era un Leyland Titan de dos pisos que la empresa de transportes compró en 1957. El número de bastidor del vehículo fue la pieza que resolvió todo el puzle.
Tras las valoraciones necesarias, este autobús llegó a la cochera de EMT de Fuencarral el pasado 20 de junio para ser sometido a los trabajos de restauración pertinentes. Para devolverle su brillo original, el equipo de Patrimonio tendrá acometer reparaciones de carrocería, de los interiores y de mecánica. Una vez restaurado, será expuesto en el Museo de EMT.
¿Cómo acabó el autobús en Wallapop?
Los vendedores eran tres hermanos, según ha contado EMT, que habían heredado el autobús tras el fallecimiento de su padre. Era este quien se dedicó durante su vida a coleccionar vehículos antiguos, llegando incluso a organizar un rally de coches clásicos en Cataluña.
Este Leyland, de hecho, lo compró para utilizarlo como un centro de control móvil durante este rally. Cuando dejaron de celebrarse estas carreras, el autobús se guardó en una nave, donde permaneció estacionado durante 25 años, esperando a ser encontrado.
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