El escudo electrónico, en expansión

Los automóviles modernos equipan un número cada vez mayor de sistemas electrónicos de seguridad, como la frenada automática de emergencia y los dispositivos que avisan cuando el vehículo se sale de su carril. Y la tendencia se acelerará en los próximos años por el potencial que ofrecen estas tecnologías para reducir los accidentes más habituales y también porque serán claves para que la conducción autónoma alcance su madurez operativa. Así lo confirman fabricantes de componentes como Bosch, uno de los proveedores líderes de la industria, que acaba de publicar un informe sobre la evolución e implantación de estos dispositivos.

El estudio señala que el 25% de los modelos nuevos matriculados en Alemania en 2014 equipaban sistemas electrónicos para evaluar la fatiga del conductor, mientras que otro 21% llevaba dispositivos de alerta ante salidas del carril y un 20% más incluía algún tipo de frenada automática. Se trata ya de cifras significativas que reflejan también una implantación acelerada, porque solo un año antes, en 2013, los vehículos con frenada automática apenas suponían el 11% del total y los que incluían soluciones para avisar de los cambios de trayectoria eran solo el 10%.

Los resultados, sin embargo, no son extrapolables al resto de Europa, porque la expansión de la seguridad electrónica no es homogénea. España, por ejemplo, alcanzó en 2014 el 11% de coches dotados con frenada automática y el 9% con control de carril; Reino Unido se quedó en unos exiguos 5% y 6%, respectivamente, y Francia, en cambio, llegó al 17% y 11%. Pero el mejor mercado fue Bélgica, con un 25% de modelos dotados de parada automática y un 14% con ayuda al guiado por el carril.