Cómo consigue un buen carburante que tu coche contamine menos

Un carburante de calidad superior implica una combustión más eficaz y, por tanto, emisiones más limpias, con menor concentración de carbono, partículas y óxidos de nitrógeno.

Cepsa
También se puede ser más ecológico eligiendo el carburante adecuado.

Los carburantes premium son más avanzados que los convencionales y, aunque tienen precios superiores, su utilización compensa casi desde el primer kilómetro. Entre otras aportaciones, pueden mejorar el funcionamiento del motor, aumentando su rendimiento y también su longevidad. Depuran el interior de la mecánica, alargan la vida útil de los componentes y reducen el mantenimiento necesario. Y hasta podrían permitir recuperar toda la potencia de la que disponga el motor, según su estado.

Pero hay otras ventajas asociadas menos conocidas, como la reducción de las emisiones contaminantes. Y es que la suma de un motor en buena forma y un carburante avanzado da como resultado una combustión más limpia y, finalmente, una disminución de la polución que sale por el escape del automóvil. Si el motor acumula hollín, por un mantenimiento deficiente o el uso prolongado de carburantes no adecuados, la emisión de carbono y partículas podría dispararse.

Sin embargo, no vale cualquier carburante de calidad superior, porque no todas las compañías ofrecen los mismos productos, ya que cada una elabora su propia formulación. La gama Óptima de CEPSA, por ejemplo, pone el foco en esta área (entre otras) y garantiza la mayor reducción de emisiones. Una motivación adicional para seleccionar estos carburantes antes que los convencionales: mejorarán la respuesta de su coche y reducirán también su huella ambiental, tanto si es de gasolina como de gasóleo.

Gasolina y diésel, casi igual

Monóxido y dióxido de carbono (CO y CO2), partículas (Pm) y óxidos de nitrógeno (NOx). Son los elementos principales que componen las emisiones de la mayoría de automóviles. A grandes rasgos, los modelos de gasolina emiten más CO2 y menos Pm y NOx, mientras que los diésel expulsan menos CO2 pero aumentan la emisión de los demás agentes nocivos.

Sin embargo, la evolución tecnológica de los motores, la mejor calidad de los carburantes y los sistemas para reducir la contaminación que equipan los vehículos de última generación, han equiparado prácticamente las emisiones de unos y otros. Pero todo se puede mejorar con el uso de un carburante de propiedades mejoradas.

Carburante

Un buen carburante potencia las cualidades de eficiencia de un automóvil.

Los coches de gasóleo, por ejemplo, llevan filtros para atrapar las partículas desde finales de los años noventa (retienen hasta el 98%) y, más recientemente, la inmensa mayoría han incorporado también depósitos de AdBlue, una solución acuosa con urea que se inyecta en el escape para descomponer los NOx (90% de eficacia) y evitar que lleguen a la atmósfera. Al mismo tiempo, los modelos de gasolina más recientes empiezan a integrar filtros de partículas.

La evolución: sin plomo ni azufre

Según la Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP), hace ya más de una década que todos los carburantes que se comercializan en España han eliminado o reducido al mínimo la presencia de dos elementos poco deseables: el plomo en la gasolina, prohibido por completo en Europa desde 2002, y el azufre del gasóleo, cuya proporción ha ido mermando gradualmente, del 0,2% permitido en 1994 al 0,001% impuesto como máximo a partir de 2009.

El plomo se utilizaba para poder extraer mayor potencial de la gasolina, retrasando su detonación en el interior del motor hasta alcanzar el punto óptimo de rendimiento. Pero es un metal pesado y, como tal, resultaba tóxico, no se descomponía y formaba residuos sólidos que salían por el escape. El azufre, por su parte, tenía propiedades lubricantes, pero también era perjudicial, porque tras quemarse derivaba en emisiones de dióxido de azufre (SO2) que, a su vez, podían producir lluvia ácida al mezclarse con agua (o humedad).

Pero sobre esta base, los carburantes exclusivos, como los Óptima de CEPSA, suman propiedades adicionales. Una muestra sobre el diésel: al tener mayor número de cetano de lo normal, producen una ignición del carburante más rápida, lo que redunda a su vez en una combustión más eficaz, que beneficia desde los arranques en frío hasta la sonoridad y la suavidad de funcionamiento general. Y, por supuesto, reduce al mínimo posible las emisiones contaminantes.

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