De cuando en cuando aparece un deportivo artesanal de alguna pequeña compañía, que sorprende y llama la atención de clientes adinerados que buscan ‘juguetes’ para pasárselo bien en circuito. El Sin R1 hizo su debut en GoodWood 2013, pero como track car, y hasta ahora no se había terminado de desarrollar el modelo de producción en serie, que recibe el apellido de RS.
Como el modelo de circuito, tiene un chasis tubular (habitual en estos casos) ‘carrozado’ con paneles de fibra de carbono, calza llantas de 19 pulgadas, luce un alerón que funciona de manera eléctrica y tanto los frenos como las suspensiones son de corte deportivo.
Por lo que respecta a los motores, está disponible con tres bloques. El de entrada es el V8 6.2 LS3 de 430 CV de origen Chevrolet, por encima se sitúa el 7.0 LS7 de 530 CV y como tope de gama se ofrece el 6.2 LS9 de 650 CV.
El fabricante afirma que el peso del conjunto es de unos 1.100 kg y que el Sin R1 RS tiene una aceleración 0-100 en solo 3,5 segundos, con una velocidad máxima de 273 km/h. La cuestión es que no concreta a cuál de los tres bloques hace referencia.
Las novedades respecto a su hermano para los track-days es que se ha puesto un énfasis especial en mejorar el confort del habitáculo: asientos Recaro, consola central con pantalla de siete pulgadas, botones configurables, aire acondicionado…
Su presentación oficial tendrá lugar el 15 de septiembre durante el Salón del Automóvil de Frankfurt.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.