Saludos a Marty McFly y a Doc Brown. Saludos, y disculpas. Disculpas porque ha llegado el tan anticipado día, el 21 de octubre de 2015, y nada es como imaginaron en ‘Regreso al Futuro II’ que iba a ser. No tenemos robocordones, la ropa no se seca sola y encima Lexus juega con nuestros sentimientos con un Hoverboard que, aunque mola (no nos engañemos) solo funciona en superficies metálicas.
Pero dado que las predicciones no se cumplieron, al menos alguien ha intentado hacer una realidad. Cuanto Michael J. Fox llegaba a la plaza y tenía que hacer frente por primera vez a Griff Tannen, veíamos el coche del abusón: un BMW 2015, o al menos la idea que se hacían en aquella época de lo que sería un bimmer en el futuro.
Realmente llamativo de primeras, a la hora de la verdad no dejaba de ser la evolución futurística de coche cani de polígono industrial, el coche de los malotes del nuevo milenio. La base del modelo era un BMW 633i de 1976.
Las rígidas líneas del modelo alemán se adornaban con todo tipo de extras, desde una pintura bitono roja y negra a una llamativa (y enorme) entrada de aire en el capó, pasando por lo que, aunque parezcan cepos plantados por la grúa, son los enganches para transformar las ruedas en los propulsores cuando el coche vuela (como hace el DeLorean).
Pues ni corto ni perezoso, alguien ha restaurado el coche que apareció en la película y, de paso, ha hecho una sesión fotográfica comparándolo con los que es un BMW Serie 6 Cabrio de 2015 de verdad. Cómo ha cambiado la cosa, ¿eh?
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.