Conductores enfermos: un estudio sugiere a la DGT que cambie la forma de renovar el permiso

La Universidad de Granada sospecha que los centros de reconocimiento infravaloran algunas dolencias y sus riesgos asociados.

carnet de conducir

Un conductor mostrando su carnet de conducir.

Por las grietas de los exámenes psicotécnicos se escurren automovilistas que quizá sean un peligro en la carretera. En un informe encargado por la Dirección General de Tráfico (DGT), varios investigadores de la Universidad de Granada ponen en duda la labor de los centros de reconocimiento al sospechar que se produce un “infradiagnóstico de enfermedades que afectan a la conducción”. Ni los automovilistas informan de ellas ni los especialistas las detectan. 

En un segundo nivel, cuando se conoce la existencia de una dolencia limitante, se infravalora el riesgo y “no se utiliza dicho diagnóstico para la imposición de restricciones”, se señala en las conclusiones del estudio. Sólo los problemas visuales, auditivos y perceptivo-motores se detectan y contienen de forma adecuada. En estos casos, se impone un porcentaje elevado (entre el 80% y el 90%) de resultados negativos tras el reconocimiento: apto con restricciones, interrumpido o no apto. 

No sucede así, en cambio, con otras afecciones que implican riesgos para la seguridad de los conductores y otros usuarios de las vías. “Hablamos de ciertos trastornos mentales o del consumo de sustancias. En este ámbito, sólo se imponen restricciones aproximadamente en el 50% de los casos”, sostiene una de las investigadoras, Cándida Castro.

Historial médico en los centros de reconocimiento

Los autores del informe se han basado en el análisis de la población de conductores de 2022 y en la última revisión que estos se hicieron entre 2012 y 2022. Y su sospecha principal podría confirmarse comparando la distribución de este tipo de dolencias en la población global con su presencia en el censo de automovilistas, propone el informe. 

Como solución –y este parece el principal nudo del asunto, por la dificultad de garantizar la protección de datos–, se plantea que los centros de reconocimiento concertados con la DGT tengan acceso al historial médico de la población conductora.

De este modo, podrían realizar “una evaluación exhaustiva de los conductores” con alteraciones que afectan a las habilidades al volante y, si es necesario, “imponer restricciones que garanticen la conducción segura”, señala el texto, que recomienda un sistema más exigente de reconocimientos.

Renovación más exigente

Esta evaluación más profunda debería incluir pruebas médicas, neuropsicológicas y de personalidad especializadas, además de una práctica en la carretera o en simulador, y exigirse no sólo “a la población conductora mayor, sino a todos los que padecen enfermedades”. Al contrario, la sugerencia para quienes conducen y no tienen problemas de salud es que el trámite de renovación sea rutinario, similar al del carné de identidad, “como ocurre en Reino Unido”, puntualiza Castro.

Además, Castro y su equipo sugieren un cambio posible en la renovación del permiso de conducir para los automovilistas más veteranos, y fijan como frontera clave los 70 años: a esa edad “disminuye bruscamente el diagnóstico de apto y aumenta el de no apto”, refleja el estudio.

En opinión de los investigadores, este dato permite “replantearse” que los periodos de vigencia del carnet sean inferiores a cinco años a partir de los 70. Desde el punto de vista legal, la legislación europea aprobada en 2006 permite a la Dirección General de Tráfico hacer este cambio.

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Sergio Amadoz

Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).

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