Las oficinas de patentes son una fuente inagotable de pistas sobre hacia donde se dirige la industria y qué planes tienen las marcas de automóviles. Sacan a la luz proyectos que, en ocasiones, nunca terminan de llegar a producción, pero que incluso en forma de idea ya levantan alguna polémica. La última tiene que ver con BMW y con un elemento que, a priori, carece de mucha importancia: los tornillos.
La patente que ha presentado es para un tornillo bastante especial que, en lugar de tener una forma conocida (de estrella, plano, etc.), replica el formato de su logo. La cabeza tiene grabado el clásico círculo característico de la marca alemana, que en este caso tiene dos de sus cuatro secciones interiores hundidas y las otras dos a ras.
Más información
En primera instancia parece algo inofensivo, que simplemente sirve para reforzar la imagen de marca y que dentro de un BMW hasta los tornillos lleven el logotipo de la empresa.
Sin embargo, según los detalles de la patente, estos tornillos están pensados para usarse en aplicaciones estructurales y semiestructurales, es decir, en puntos de unión entre la carrocería y el interior, lugares en los que es necesario que los tornillos estén fijados con mucha fuerza y están ocultos a la vista, así que no es que vayan a verse precisamente.
Una idea polémica
Es precisamente ahí donde se ha generado la polémica. Utilizar un tornillo especial como éste implicaría que únicamente quien tenga una herramienta específica que se ajuste a esa cabeza podrá apretarlos o aflojarlos, es decir, BMW. De esta manera, se dificultaría la posibilidad de que un usuario en su casa o que un taller independiente pudiera trabajar sobre modelos de la compañía.
Así, la única solución sería llevar el coche a talleres oficiales en los que sí dispongan de la herramienta adecuada, o que los independientes hicieran la inversión adquiriéndola de la marca alemana para utilizarla en sus instalaciones.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, Twitter o Instagram
Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.
