Mucho se habla de los coches más rápidos del mundo, pero en la mayoría de las ocasiones se olvida que, a la hora de acelerar, pocas veces pueden igualar a una buena moto deportiva. Aquí un ejemplo muy claro, una BMW S 1000 RR da una lección en una carrera de drag a dos rivales de altura como un Bugatti Veyron Grand Sport y un Lamborghini Aventador.
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