El mundo del motor está repleto de términos que pueden no ser de conocimiento público y que en muchas ocasiones resultan curiosos e intrigantes. Uno de ellos es el de los coches ‘sleeper’, término que procede de las regiones anglosajonas y que muchos conductores pueden desconocer porque, básicamente, uno de sus puntos fuertes es que pasan desapercibidos.
La traducción literal del término sería la de ‘coches durmientes’, pero localizado al español la mejor manera de definirlos sería con la conocida expresión de ‘lobos con piel de cordero’.
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Dentro de la automoción, tendencias como la el tuning se han basado en aparentar incluso cuando a nivel mecánico el automóvil no estuviera a la altura, algo tremendamente popular en las carreteras españolas en los primeros años de los 2000. Sin embargo, los ‘sleepers’ apuntan justo en la dirección opuesta: parecen coches normales, pero su apartado mecánico es propio de vehículos de alto rendimiento.
Así, a simple vista no cuentan con añadidos deportivos, ni siquiera ligeros, por lo que al ojo inexperto, e incluso al experto, parecen automóviles normales y corrientes. Sin embargo, cuando se aprieta el acelerador queda claro que para nada son coches convencionales.
Este formato se ha dado en modelos de fábrica en algunas ocasiones, cuando marcas reconocidas han lanzado alguna motorización bastante potente en sus vehículos sin ampararla bajo un acabado de tintes deportivos.
Sin embargo, es en el mundo de las preparaciones donde ha alcanzado su máximo desarrollo. En mercados como el estadounidense, en el que la modificación de vehículos está mucho más permitida que en España, es habitual ver, por ejemplo, monovolúmenes que esconden motores de más de 400 o 500 CV.
Valga como ejemplo el programa de Netflix ‘Fastest Car’, en el que pueden verse algunos vehículos de este estilo, como un Honda Odissey.
Skoda Superb, un sleeper de manual
Recientemente, Skoda UK creó un coche único bajo esta premisa, el Skoda Superb Sleeper Edition. La berlina, que es una de las pocas generalistas que siguen en el mercado, tiene claros puntos a favor como lo espaciosa o práctica que es. Sin embargo, no destaca por sus prestaciones.
Fue por ese motivo por el que la firma checa desarrolló este proyecto, mostrando al mundo un Superb sin modificaciones estéticas, pero con un apartado mecánico altamente modificado. Su bloque 2.0 turbo pasó de 280 CV y 350 Nm a rendir 477 CV y 661 Nm.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.