No es una disciplina muy conocida, pero va sobrada de espectacularidad. El planteamiento es bastante simple: conseguir subir una escarpada colina con un buggie preparado para la ocasión con un motor muy potente y cantidades ingentes de par. Sin embargo, a la hora de la verdad, es complicado llevarlo a cabo. Menos mal que los puestos de los pilotos están perfectamente protegidos.
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