Solo con la matrícula de un coche se puede saber quién es su propietario y cuáles son los antecedentes del vehículo, como la fecha de matriculación, las cargas administrativas pendientes o vigencia de la ITV, entre otros. Datos prácticos si se quiere adquirir ese turismo, si está abandonado en la vía pública o si se ha tenido un roce y no se sabe quién es el dueño. O simplemente por curiosidad.
La información pública del registro de vehículos de la Dirección General de Tráfico (DGT) se consigue a golpe de clic, y la propia DGT recomienda hacerlo, por ejemplo, antes de comprar un coche de segunda mano. Esos datos están disponibles en la sede electrónica, en la aplicación miDGT, en las jefaturas provinciales o a través del teléfono 060.
Más información
El trámite exige comprar la tasa 4.1 y cuesta 8,67 euros. El informe básico indica si el vehículo cumple con los requisitos mínimos para circular, como contar con la inspección técnica en regla o con una póliza de seguro en vigor. De lo contrario, Tráfico emite una alerta: “En el momento de la consulta constan una o varias anotaciones que impiden la tramitación administrativa o la circulación del vehículo”.
Si se desean más detalles, el informe completo especifica si el vehículo está libre de cargas (embargos, precintos o procedimientos concursales, por ejemplo) y registra todos los datos técnicos. También añade el historial de reparaciones y averías, si se han realizado en talleres que envían la información al libro digital de mantenimiento de la DGT.
Matrículas opacas
Sin embargo, Tráfico no pone a disposición de los ciudadanos la información de todos los vehículos matriculados en España, que son unos 35,6 millones, según datos correspondientes a 2022.
En una zona de sombra administrativa se esconden las conocidas como matrículas opacas, de las que no existe información a mano. Son aquellas que identifican a los vehículos de las fuerzas de seguridad y que, por esa razón, están protegidas de la curiosidad o las malas intenciones.
De este modo, queda oculta la información de los automóviles de la Policía Nacional, la Guardia Civil o los cuerpos locales y autonómicos. Tampoco existe información pública de los vehículos camuflados que vigilan las carreteras ni de aquellos que utilizan los escoltas o los chóferes de los cargos oficiales.
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