Sergio Pininfarina, polifacético icono del diseño de automóviles

Creador de coches míticos como el Testarossa o el Alfa Romeo Spider, el ingeniero italiano falleció anoche a los 85 años

La capacidad de innovación y el prestigio del diseño italiano llevan décadas superando todas las crisis y vicisitudes del país transalpino. Y uno de los grandes responsables del éxito es Sergio Pininfarina, fallecido la pasada madrugada en su casa turinesa a los 85 años tras una larga enfermedad. Este icono del diseño italiano y uno de los padres del Made in Italyha destacado a lo largo de su vida por su carácter polifacético, que le ha permitido compaginar su trayectoria como diseñador con la de emprendedor, e incluso con una fructífera e intensa carrera política.

 

Sergio Pininfarina había nacido en Turín el 8 de septiembre de 1926 y obtuvo la licenciatura de Ingeniería Mecánica en la Universidad Politécnica de su ciudad natal en 1950. Poco después se incorporó a la empresa familiar, Carrozzera Pininfarina, fundada por su padre Giovanni Battista pinin Farina, que incorporó su apodo al apellido familiar y al nombre de la empresa. En esa época, la empresa se dedicaba a colaborar en el diseño de todo tipo de modelos para las principales marcas italianas.

En 1961 Sergio Pininfarina asume el mando ejecutivo de la compañía y en 1966, tras el fallecimiento de su progenitor, es nombrado presidente. Durante este período transformó lo que hasta entonces había sido un exitoso estudio de diseño de carácter familiar y artesanal, estrechamente ligado a las marcas italianas, como Ferrari, Alfa Romeo, Lancia y Fiat, en una gran empresa internacionalizada. Y empezó a desarrollar proyectos para los grandes grupos automovilísticos de todo el mundo, desde Cadillac a Mitsubishi pasando por Bentley, la coreana Daewoo y sobre todo Peugeot, el fabricante con el que mantuvo una de sus relaciones más estrechas y fructíferas, aparte del Grupo Fiat.

El desarrollo de su empresa siguió avanzando y el siguiente paso consistió en asumir incluso el proceso completo de fabricación de algunos modelos de tiradas minoritarias, como el Alfa Romeo Giulietta Spider, del que se llegaron a producir 27.000 unidades. Y en el aspecto económico culminó con la salida de Pininfarina a bolsa, ya como SPA (Sociedad por Acciones), en 1986.

En ese periodo el estudio de Pininfarina desarrolló bajo su batuta y con la colaboración de otros diseñadores, en su mayoría italianos, modelos tan emblemáticos como los Ferrari Testarossa y Scaglieti, pero también otros más populares, como el Peugeot 406 Coupé, uno de los deportivos más elegantes y mejor valorados que ha fabricado hasta ahora una marca generalista. Pero a la vez colaboró también y fue uno de los impulsores de la evolución del diseño de la coreana Daewoo, ahora Chevrolet, tras ser adquirida por General Motors.

Sergio Pininfarina no se centró solo en el diseño del automóvil. En su faceta de emprendedor diversificó su empresa para entrar en otros sectores como el del mueble, los cascos de moto y hasta el arte sacro. Una de las creaciones más sorprendentes y menos conocidas de su estudio es la capella Madonna Della Stella (Capilla de la Vírgen de la Estrella), un encargo de una familia de Caserta (Italia), cuya cúpula parece inspirada en un avión de combate y el campanario en el alerón trasero de un fórmula 1. Pininfarina SPA se encargó incluso del diseño interior y de todo el mobiliario del templo, desde el altar a los bancos de los feligreses.

La trayectoria vital de Sergio Pininfarina incluye también una variada actividad política. Desde 1979 hasta 1988 ejerció como diputado del Parlamento Europeo; a continuación, desde 1988 hasta 1992, pasó a presidir Confindustria, la influyente confederación empresarial italiana, el equivalente a la CEOE española. Y el 23 de noviembre de 2005, Carlo Azeglio Ciampi, Presidente de la República de Italia, le nombró senador vitalicio, cargo que ha desempeñado hasta su muerte.

Pininfarina deja esposa, Giorgia, y dos hijos, Lorenza y Paolo. Todos ellos, al igual que el fallecido, se enfrentaron hace apenas cuatro años, en 2008, a una de las pruebas más duras que les había reservado el destino. Andrea, el tercero de sus hijos y administrador delegado de la empresa, murió tras sufrir un accidente con su escúter cuando se estaba desplazando al trabajo.

Entre las numerosas muestras de condolencia que ha provocado su fallecimiento destacan las declaraciones de Giorgio Squinzi, Presidente de Confindustria, que ha resumido así su trayectoria: “Se va un símbolo del Made in Italy. Pininfarina ha sido uno de los grandes de la Industria italiana. Es una gran pérdida”.

 

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