París, tarde del sábado 11 de diciembre. Un taxi Tesla Model 3 provoca un accidente, con el resultado de un fallecido y 20 heridos, tres de ellos de gravedad, como informó la agencia Reuters.
El conductor del taxi, que estaba fuera de servicio y circulaba con su familia camino de un restaurante, asegura que pisó el freno pero que el coche siguió acelerando.
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El Model 3 taxi golpeó primero a un ciclista, después a tres peatones y más tarde a una furgoneta, entre otras colisiones. Todavía no se ha comunicado quién es la víctima mortal.
La Policía ha abierto una investigación para tratar de esclarecer los hechos, pero, hasta que concluya, las posturas de Tesla y de la compañía de taxi G7, a la que estaba adscrito el vehículo, parecen enfrentadas.
Tesla, en respuesta a El Motor por correo electrónico, señala que “la revisión inicial de los datos no indica ninguna avería del vehículo. Tesla está trabajando con las autoridades y proveerá información adicional a la Policía”.
Pero Yanin Ricordel, director ejecutivo adjunto de G7, se muestra escéptico: “Hoy tenemos dos puntos de vista divergentes. Mantendremos la suspensión de uso del Model 3 mientras dure la investigación, como medida de seguridad para nuestros conductores, clientes y otros usuarios de la vía pública”.
G7 es una de las principales compañías de taxi de la capital francesa, y tiene adscritos a 9.000 conductores, que son los propietarios de los vehículos. Y en la actualidad cuenta con 37 Model 3 en su flota.
Tesla, por su parte, lleva vendidos más de un millón de unidades del Model 3, y, al menos hasta ahora, no se había registrado ninguna incidencia relacionada con el pedal del acelerador.
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