El excesivo tiempo de recarga de los vehículos eléctricos es, sin duda, el gran punto débil de la electromovilidad. Para la gran mayoría de los consumidores, utilizar los automóviles sin emisiones más allá del ámbito urbano no deja de ser una utopía.
La corta autonomía y el proceso de carga, unidos a los pocos puntos donde enchufarlos, hace que el uso de los coches eléctricos como medio de transporte para viajes largos no sea considerado todavía una opción.
El problema de cargar un eléctrico
Con el objetivo de que la mitad de los coches vendidos en Estados Unidos sean eléctricos o híbridos en 2030, los investigadores de la American Chemical Society (ACS) se pusieron manos a la obra para encontrar una solución a los lentos procesos de carga.
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Y la han encontrado –mediante inteligencia artificial– al estudiar cómo envejecen las baterías cuando se cargan rápido. Así, han conseguido adaptar el protocolo de carga de una manera que optimice la velocidad, al tiempo que evite los daños en las baterías que se utilizan en la actualidad.
Para ello, han desarrollado un algoritmo que fue entrenado para analizar de 20.000 a 30.000 paquetes de datos que ponían el foco en la calidad de la carga de la batería y si esta se iba envejeciendo o degradando. Para ello, el análisis de aprendizaje automático predice la vida útil y las formas en que los diferentes diseños llegarán a fallar.
Un 90% de carga en 10 minutos
Gracias a estas pruebas y análisis, ya han conseguido excelentes resultados en el laboratorio. Tras volcar los datos del algoritmo, las baterías sobre las que han trabajado llegan del 0 al 90% de carga en 10 minutos y sin sufrir. Con la tecnología actual, el uso de supercargadores daña la batería y reduce su vida útil.
En los próximos cinco años, el equipo de trabajo va a intentar velocidades de carga de hasta 33 kilómetros de autonomía por minuto, superando con creces el rendimiento de los supercargadores que rondan entre 16 y 24 kilómetros por minuto. Todo ello sin limitar la vida útil de la batería.
Producir baterías que se puedan cargar más rápido no solo ayudará a reducir los tiempos de viaje. También hará que los vehículos eléctricos sean más baratos, ya que los fabricantes de automóviles podrían ofrecer vehículos con baterías más pequeñas. Aunque hubiera que recargarlas más a menudo, se compensaría al hacerlo de manera más rápida.
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