Cuando el mercurio de los termómetros cae y las mínimas se apoderan del ambiente, el coche eléctrico lo nota. No es solo una sensación: las bajas temperaturas afectan directamente al rendimiento de la batería, reduciendo su capacidad y, por tanto, la autonomía. Según el RACE, el rango óptimo para que una batería funcione correctamente está entre los 15 y los 25 grados. Por debajo de esos valores, la pérdida puede alcanzar el 20%.
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La razón está en la química interna de la batería. Cada celda contiene electrolitos y placas que permiten el movimiento de electrones. Con frío, este flujo se ralentiza porque aumenta la resistencia interna. El resultado es menos potencia, menor eficiencia y más tiempo para recargar. Incluso parte de la energía se pierde en forma de calor, lo que agrava el problema.

Cinco consejos para mantener la autonomía en invierno
Aunque el frío es inevitable, existen prácticas que ayudan a reducir su impacto. Estos son cinco consejos esenciales:
- Usar la calefacción de forma inteligente
Calentar el habitáculo con aire consume entre 3.000 y 5.000 vatios. En cambio, los asientos y el volante calefactados apenas gastan 75 vatios. Son más eficientes y permiten mantener el confort sin disparar el consumo. - Preacondicionar el coche antes de salir
Si el vehículo está enchufado a la corriente, conviene calentarlo antes de iniciar la marcha. Así se evita gastar batería en climatización y se despeja el vaho de las ventanillas sin penalizar la autonomía. - Conducir con suavidad y recuperar energía
Es recomendable evitar aceleraciones y frenadas bruscas. Anticipar las maniobras permite que el sistema regenerativo recupere energía y la devuelva a la batería. Además, reduce el consumo global. - Activar el modo ECO
Este modo limita la potencia del motor y el uso de sistemas de alto consumo, como la calefacción. En invierno, también mejora la seguridad al reducir el riesgo de patinaje sobre hielo. - Vigilar la presión de los neumáticos
Con el frío, la presión baja y aumenta la resistencia a la rodadura, lo que resta kilómetros. Se aconseja revisar la presión cada dos semanas, especialmente en cambios de estación.

Evolución de la tecnología
El invierno no tiene por qué convertirse en un enemigo para el coche eléctrico. Con estos consejos, se puede minimizar la pérdida de autonomía y disfrutar de una conducción eficiente y segura. La clave está en anticiparse y adaptar los hábitos de utilización a las bajas condiciones climáticas.
Además, conviene recordar que la tecnología sigue avanzando. Los fabricantes trabajan en baterías más resistentes a las variaciones térmicas y en sistemas de gestión que optimicen el rendimiento en climas extremos. Sin embargo, mientras estas soluciones llegan al mercado, la responsabilidad recae en el conductor: aplicar buenas prácticas no solo prolonga la autonomía, sino que también contribuye a cuidar la batería y garantizar una experiencia de conducción más eficiente durante todo el invierno.

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