El Skoda Vision E, además de un prototipo, es una declaración de intenciones para la marca checa, el punto de inicio de su hoja de ruta a corto y medio plazo. Un camino en el que cobrarán mucha relevancia dos aspectos que ya están en boca de todos los fabricantes del sector: la electricidad y la conducción autónoma.
Hasta el momento Skoda solo ha lanzado modelos de combustión tradicional, pero viendo los derroteros que sigue la industria, quiere entrar con fuerza en el terreno de la movilidad alternativa. En 2019 llegará el Skoda Superb híbrido enchufable y solo un año después verá la luz su primer automóvil 100% eléctrico. El primero, pero no el último: hasta 2025 añadirá otros cuatro eléctricos más a su gama.
La pregunta es esta: ¿será el pionero una variante de producción de este Skoda Vision E? Sería un movimiento lógico, dada la predilección actual del mercado por los todocaminos y la buena acogida que ha tenido el Kodiaq, nuevo SUV de siete plazas de la marca. Además, serviría para completar la oferta, pues se trata del prototipo de un todocamino de corte cupé.
Con una longitud de 4.650 mm, una anchura de 1.917 mm y una altura de 1.550 m, tiene un tamaño que impone, pero, a la vez, su diseño afilado y la suave caída del techo en la zaga le dan un perfil bastante dinámico. Mantiene las señas de identidad de la marca (como la forma de los faros delanteros, que van unidos entre sí por una firma lumínica), pero, tratándose de un eléctrico, detalles como la parrilla, innecesaria, desaparecen, aunque eso sí, dejando su forma marcada en la carrocería. Se trata solo de un par de bocetos, pero la ausencia del pilar B podría apuntar a una apertura inversa de las puertas traseras.
Respecto a su mecánica, Skoda afirma que cuenta con dos motores eléctricos (es de suponer que uno montado en cada eje) que desarrollan una potencia conjunta de 225 kW (unos 300 CV) para alcanzar una velocidad máxima de 180 km/h. Sobre las baterías, solo ha confirmado que son de ión-litio y que otorgan al Vision E una autonomía de 500 kilómetros.
El otro pilar del prototipo es el de la conducción autónoma, que llega al nivel 3. Esto significa que puede conducirse por sí mismo en atascos, buscar plazas de aparcamiento, estacionar solo y, en autopista, mantener el carril, la distancia de seguridad y realizar adelantamientos.
En el próximo Salón de Shanghái se mostrará en vivo y posiblemente se desvelarán más detalles.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.