¿Por qué se está hablando tanto del Tesla 3 como de un iPhone?

La marca estadounidense ha revolucionado la industria de la automoción con las 325.000 reservas del modelo compacto que lanzará a finales de 2017.

Tesla Model 3

Finalmente las reservas iniciales del Tesla Model 3 se han quedado en 373.000 unidades.

Pocas veces la presentación de un coche ha alcanzado tal magnitud, comparable o incluso superior al lanzamiento de cualquiera de los codiciados dispositivos de Apple. Fuera del periodismo especializado y de los seguidores acérrimos de la actualidad del motor, es extraño ver una noticia relacionada con el sector generando tan enorme expectación o encabezando listas de los artículos más leídos. Pero con el Tesla Model 3 ha pasado.

¿Por qué? Porque Elon Musk y su compañía han sabido comunicar al público que no solo venden un coche, venden una filosofía. Un medio de transporte, sí; pero con unas connotaciones de exclusividad, tecnología y medioambientales que transforma un producto en un bien codiciado.

CREANDO EXPECTATIVAS

El deportivo Model S y el familiar Model X eran solo el preámbulo: toda la industria sabía que el siguiente proyecto de Tesla era el prometido eléctrico asequible para una clientela mucho más amplia. La expectación era mayúscula y pronto pasó al público general pero de una manera tan desorbitada que nadie se la esperaba.

Con los analistas previendo unas ventas de 117.000 unidades en todo 2016, la realidad fue que antes de siquiera ver el modelo, 115.000 clientes hicieron el depósito de 1.000 dólares para reservar el suyo. Repetimos: sin ni siquiera ver el coche. Con ese punto de partida, no extraña lo que sucedió en los días posteriores.

EL PROBLEMA DE LA PRODUCCIÓN

Cuesta creer que Musk y su equipo no se imaginaran el éxito de su modelo, pero parece que su aceptación ha superado incluso sus mejores previsiones. En la primera semana a la venta hubo 325.000 reservas. A pesar de la alegría de la compañía por los 325 millones de dólares en efectivo que eso supone, la cruz de la moneda se encuentra en que ahora hay que fabricar todas esas unidades.

Esa cantidad de Model 3 triplica las unidades que Tesla ha producido desde que naciera en 2013, por lo que el conflicto entre demanda y el potencial de producción está servido.

Simplemente Tesla no tiene capacidad para fabricar todos los Model 3 reservados, por eso el periodo estimado de entrega de los pedidos se ha alargado hasta 2018 e incluso 2019. La solución pasa por subcontratar a otra empresa que colabore en la producción. El inconveniente es que, aun así, la gran mayoría de los que hicieron su pedido incluso antes del lanzamiento tendrán que esperar bastante para poder conducir su nuevo coche.

MANTENDRÁ LA EXCLUSIVIDAD

Aunque pasará tiempo hasta que sus 300.000 clientes reciban su coche, finalmente todos lo tendrán y a pesar de ello, el Tesla Model 3 se sigue viendo como algo exclusivo. ¿Cómo es posible?

Incluso siendo el modelo accesible de la familia, no deja de ser un Tesla, lo que conlleva muchas connotaciones, todas ellas positivas. Son expertos en sistemas de propulsión eléctrica, los modelos superiores han conseguido un posicionamiento de privilegio para la compañía, tienen todo tipo de sistemas tecnológicos y sus coches llevan la conectividad a un nuevo nivel. Además, el principal inconveniente, que es el precio, ya no será un problema.

SERÁ MUCHO MÁS ASEQUIBLE

Podría parecer que un coche de 35.000 dólares (31.000 euros) sigue siendo caro pero en realidad su precio es más asequible de lo que parece, sobre todo si consideramos que los otros modelos de la gama rondan los 60.000 euros. No hablamos de un vehículo de combustión normal, se trata de un eléctrico que acelerará de 0 a 100 km/h en menos de seis segundos y que tendrá una autonomía por carga de 350 kilómetros.

Los componentes (motores y baterías) para conseguir esas prestaciones no son baratos. Además, aunque todavía no se haya concretado, el equipamiento será abundante desde la versión básica. Aunque sea el pequeño de la casa, Tesla no va a dejar que el Model 3 se quede escaso de dotación: la pantalla del salpicadero es enorme y los asistentes tecnológicos y de conducción serán tan numerosos como avanzados.

Teniendo todo en cuenta, no es en absoluto un precio elevado de partida. De hecho, está tan ajustado que muchos compradores se plantearán su adquisición en detrimento de un diésel o un gasolina.

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