Audi Q5, BMW X3, Jaguar F-Pace y Mercedes GLC. Cuatro modelos medios de marcas de referencia, con motor turbodiésel, cambio automático y tracción 4×4.
Mercedes GLC.
Estos cuatro todoterrenos son las referencias en su tamaño y ofrecen un buen comportamiento en asfalto. Pero por su altura y peso son menos ágiles y estables en carretera que una berlina equivalente. Todos incluyen tracción 4×4 y pueden sumar como opción programas de conducción a elegir (Confort, Sport…), que varían la respuesta del acelerador, dirección, suspensión… El Q5 de la prueba añadía la suspensión neumática opcional regulable en altura y llantas de 20 pulgadas (18 de serie), y el BMW, llantas de 19 pulgadas (18 de origen).
Estas opciones no evitan que el Mercedes, con el equipo de serie, ofrezca el comportamiento más equilibrado y eficaz, con una conducción muy fácil y reacciones más progresivas. Balancea poco, traza bien la curva y, al llevar neumáticos de perfil más alto, absorbe mejor y resulta más dócil y progresivo. El BMW y el Audi muestran un límite de agarre en curva superior al GLC, al menos con las opciones. El X3 aporta un tacto de conducción más directo y deportivo, y aunque balancea un poco al entrar en la curva, se siente muy eficaz cuando apoya.
El Audi Q5 va también sobre raíles, pero con una dirección algo más lenta y parece más pesado en los giros. El Jaguar se comporta muy bien, aunque llevaba ruedas mixtas para asfalto y campo, que agarran menos en carretera. Pero tiene una dirección de tacto muy rápido y directo que resulta agradable y eficaz. Los cuatro frenan bien manteniendo el equilibrio, pero el BMW necesita menos metros para parar en caso de emergencia.
Todos tienen versiones más potentes, pero las de la prueba mueven bien el peso y son suficientes para cualquier usuario medio. El Audi, el BMW X3 y el Jaguar llevan motores 2.0, de 190 CV los dos primeros y de 180 CV el último; el Mercedes recurre a un 2.2 de 170 CV. Pero mientras el Q5 equipa un cambio automático de siete marchas, el X3 y el F-Pace tienen ocho, y el GLC, nueve. El mejor motor es el del BMW: con una respuesta brillante, mucho nervio y un margen de uso muy amplio: desde 1.500 vueltas hasta 4.700.
El Jaguar resulta menos refinado y ofrece un rango inferior: de 1.700 a 4.200, donde salta de marcha. Y el Audi y el Mercedes están en medio y suben hasta 4.500 con una respuesta muy fina y progresiva que se disfruta. Pero al final sorprende el GLC, que, a pesar de su menor potencia oficial, ofrece unas prestaciones algo mejores: sus nueve marchas le permiten tener la solución idónea al instante. Le siguen de cerca el Q5 y el X3, muy igualados, y el F-Pace un poco por detrás, pero solo porque el cambio tarda más en responder al acelerador.
Todos incluyen tracción 4×4, y su objetivo es ofrecer más adherencia en pisos deslizantes, superar una nevada imprevista o circular por pistas de tierra, incluso con pisos muy rotos. Pero no están pensados para meterse en complicaciones. El que mejor absorbe en el campo es el Mercedes, aunque no incluye control de descenso de pendientes. El Jaguar aprovecha la ventaja de sus neumáticos mixtos y se defiende bien. Y los otros dos resultan menos eficaces, en especial el BMW, que, al tener recorridos de suspensión más cortos y secos y neumáticos muy de asfalto, es el peor dotado para salir al campo.