En ocasiones, en las casas se esconden trucos que pueden influir en la conducción: es en la cocina donde hay más fórmulas de este tipo. ¿Por qué incorporando unas hojas de laurel al coche es posible mejorar los desplazamientos?
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Conocidas por sus propiedades aromáticas en la cocina, el laurel también es un buen ambientador natural. El secreto está en el aceite esencial de sus hojas, que desprende un aroma natural, sutil y relajante. Es, además, preferible a los ambientadores químicos, que pueden contener compuestos volátiles potencialmente perjudiciales para la salud.
Razones para poner laurel en el coche
Su olor fresco no es la única ventaja. Colocadas las hojas en sitios estratégicos, neutralizan el olor a humedad que suele estar presente en vehículos que permanecen un tiempo cerrado.
Además de esta función, el laurel es un valioso aliado contra pequeños intrusos. Sus propiedades repelentes son particularmente eficaces contra diversos tipos de insectos, como mosquitos y hormigas. Esto es especialmente útil para quienes estacionan el coche en zonas rurales o cerca de masas de agua.
Para usar el laurel como ambientador, freno de la humedad y antimosquitos, basta con esparcir unas hojas en lugares estratégicos del coche. ¿Cuáles? La guantera, los compartimentos portaobjetos de las puertas y debajo de los asientos. Para una máxima eficacia, es aconsejable reponerlas cada mes o cuando empiecen a perder su aroma y eficacia.
Otra ventaja extra
La presencia del laurel también puede contribuir al bienestar del conductor y los ocupantes del vehículo. Se ha demostrado que su aroma tiene propiedades calmantes, lo que ayuda a reducir el estrés y la ansiedad durante el viaje.
Está comprobado que los olores pueden tener un impacto significativo en el estado de ánimo y mental. Por lo tanto, además de hacer que el aire sea más agradable, las hojas de laurel pueden ayudar a crear una atmósfera propicia para una conducción relajada y tranquila.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.