Por qué no siempre merece la pena comprar un coche diésel

Un 70% de los vehículos matriculados son de gasoil, pero hay razones para no hacerse con uno de ellos. La decisión dependerá mucho del uso que le des.

comprar coche diesel

Tener un coche diésel no es sinónimo de ahorro, ni mucho menos.

El mundo del motor hoy día vive una extraña disyuntiva. Por un lado se apuesta por las tecnologías alternativas, nuevas soluciones de movilidad y eficiencia en consumos, pero, al mismo tiempo, el mercado sigue copado por las motorizaciones diésel. Según los datos de ventas emitidos en los últimos meses, en torno al 70% de los coches matriculados se mueven con gasóleo.

Este es un porcentaje que ha bajado en varios puntos en los últimos años, pero no tanto como cabría esperar, o como le gustaría a la industria y a las administraciones, teniendo en cuenta la evolución que ha tenido la tecnología. Por eso, hoy nos preguntamos: ¿compensa a día de hoy comprar un diésel?

Precio

Los diésel son más caros, tienen un precio de venta al público en torno a unos 1.500 euros por encima que los gasolina a igualdad de potencia y acabados. Sin embargo, siempre se ha dicho que el litro de gasóleo es más barato, y que tras varios años de utilizar el coche ese sobrecoste se amortiza. Lo comprobamos.

Nos fijamos en tres modelos de diferentes segmentos de tres de las marcas más vendidas en España y analizamos el coste que tenemos solo en compra y carburante tras 100.000 km.

Después de 100.000 kilómetros, solo en el último caso, el del Opel Astra, la versión diésel resulta más económica que la de gasolina, y por algo menos de 120 euros. En el resto de los casos, la versión gasolina sigue siendo más económica. La leyenda urbana no funciona.

Además, el precio cada día está más cercano entre ambos carburantes, y de ahí que tardemos mucho más en conseguir esa compensación en nuestra compra. Por otra parte el coche no solo gasta en combustible.

Mantenimiento

El mantenimiento de un vehículo movido por diésel no es el mismo que el de un gasolina, y el del diésel resulta entre un 20 y un 25% más caro. Las piezas que utilizan y que hay que reemplazar cada tiempo son diferentes.

Por ejemplo, el filtro de combustible, presente en el diésel y no el gasolina, hay que cambiarlo cada 50.000 kilómetros, tiene un coste de unos 80 euros. Hay quien dice que el sobrecoste en el mantenimiento entre uno y otro a los largo de diez años supera los 600 euros.

Un coche que recorre menos de 15.000 kilómetros al año nunca debería ser diésel, puesto que algunos de los recambios que hay que cambiar cada cierto tiempo, no se aprovecharían en los kilómetros para los que han sido diseñados.

Normativa Euro 6

Se trata de un marco legislativo creado en Bruselas y por el que se ha impuesto a las marcas producir coches menos contaminantes estos últimos años, especialmente en lo relativo al dióxido de carbono y a los óxidos de nitrógeno, este último solo presente en los vehículos diésel (además de muy contaminante, muy dañino para la salud).

Los fabricantes han conseguido reducir estas emisiones dentro del motor solo en los vehículos de pequeña cilindrada, de manera que han tenido que actuar directamente sobre los gases que salen del motor convirtiendo al tubo de escape en un auténtico laboratorio de reacciones químicas y filtros para evitar estas emisiones.

De este modo, se ha conseguido reducir los niveles ha sido mediante un proceso denominado reducción catalítica, por el que un líquido llamado AdBlue ataca a las moléculas de NOx y convierte un alto porcentaje de estas en nitrógeno puro y agua. Este AdBlue se almacena en un depósito situado en algún punto del coche que hay que rellenar cada 10.000 o 15.000 kilómetros.

Algunas marcas previsoras han aumentado el depósito para rellenarlo cuando realice las labores de mantenimiento, y así se encarga el taller. Rellenar este depósito puede tener un coste de entre 20 y 40 euros, y aunque el motor no lo necesita para funcionar se han instalado sensores para que el coche no arranque cuando el depósito esté vacío. Aunque no se puede medir en dinero, el coche te puede dejar tirado.

Seguro

El seguro también es más caro en un vehículo diésel que uno de gasolina. El motivo tiene que ver con el antes mostrado: al necesitar más atenciones en el mantenimiento, es más fácil provocar un fallo o una avería mecánica por olvidar alguna actuación de mantenimiento. Las aseguradoras cuentan con baremos y medias que han terminado por dar un coste inicial superior al diésel que al gasolina.

Uso en ciudad

En los últimos años se ha declarado la guerra a los vehículos y más a los diésel por su poder contaminante. Así, los parquímetros inteligentes de muchas ciudades españolas calculan la tarifa según la tasa de ocupación de las plazas y por cómo sea tu coche: los diésel y los veteranos están penalizados.

Y eso ahora, porque ya han surgido ideas, propuestas y promesas de que un futuro no muy lejano no se dejará entrar a la almendra de las ciudades a los coches diésel ni a los más antiguos.

Rendimiento

Ante la subida del coste del petróleo de los últimos años y las necesidades de reducir el consumo del combustible y las emisiones, se ha conseguido una gran eficacia en el rendimiento de los motores. Esto se traduce en una reducción de la cilindrada para contar con una mayor potencia. De hecho, el rendimiento de ambas tipologías está muy cercano ya.

Aun así, el motor diésel sigue siendo más lento que el de gasolina, algo que se remedia con la instalación de turbos (hay modelos que cuentan con hasta tres). El objetivo es conseguir ese extra de velocidad en momentos puntuales que el motor en su subida de revoluciones no consigue por sí mismo (en un adelantamiento o al incorporarte a una carretera, por ejemplo).

El punto en contra del turbo es que aumenta el consumo, de forma puntual, sí, pero ya supone un gasto extra, por lo que el consumo real se aleja del homologado.

A favor del diésel hemos de decir que siempre han sido motores ruidosos y que dejaban grandes humaredas. Ambas cuestiones las han solucionado, no así la parte contaminante, que aunque se han reducido mucho los gases nocivos que salen del tubo de escape, no es suficiente, y la normativa Euro 6 así lo demuestra.

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