La ley de bienestar animal y sus efectos: la Policía rescata a un perro de un coche

Cuando el coche esté estacionado, el conductor debe asegurarse de que el interior esté bien aireado y que mantenga una temperatura apropiada.

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Captura de pantalla Policía Municipal de Madrid

El viernes 29 de septiembre entró en vigor la ley de bienestar animal, que, entre otras novedades, prohíbe dejar solo a un animal en el coche si la temperatura exterior puede ponerlo en peligro, y prevé multas de hasta 10.000 euros por este y otros motivos.

“Los animales que no se llevan de forma adecuada en el vehículo representan un riesgo significativo de lesiones para todos sus ocupantes”, asegura la Dirección General de Tráfico (DGT) en su web.

La forma adecuada no se detalla específicamente en las normas dictadas para los conductores, pero la ley de bienestar animal exige garantizar la salud de los animales, su seguridad y la seguridad vial. 

Entre otros detalles, la nueva norma reclama que los animales estén en buenas condiciones para viajar, que se atiendan sus necesidades fisiológicas y que no estén expuestos a las condiciones meteorológicas adversas. Y que no les falten agua, alimento ni pausas en el camino.

Coche aparcado

Cuando el coche esté estacionado, el conductor debe asegurarse asimismo de que el interior esté bien aireado y que mantenga una temperatura apropiada.

Respecto al vehículo, la norma explicita que debe disponer “de un sistema de climatización y ventilación a efectos de mantener a los animales dentro de su rango de confort”. Con ese punto, quedan excluidos para viajar con mascotas los coches sin aire acondicionado. 

La Policía Municipal de Madrid ha publicado un vídeo rescatando un perro encerrado por horas dentro de un coche en el paseo de la Castellana, algo que ya prohíbe la nueva ley.

Cómo viajar con mascotas

Igualmente, el texto añade que el transporte deberá realizarse en “habitáculos adaptados especialmente para ellos”, pero también abre la posibilidad de que un animal “viaje en el mismo espacio que su responsable, sin perjuicio de lo dispuesto en la normativa de seguridad vial”.

Y la ley de tráfico, inespecífica en muchos puntos, sostiene simplemente que el conductor debe asegurarse de que nada ni nadie lo entorpece ni dificulta su visibilidad. Su obligación, literalmente, es vigilar “la adecuada colocación de objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos”. 

Cuando se trata de mascotas, eso se traduce en la necesidad de sujetarlos de algún modo. Los análisis científicos certifican que, en un accidente a 50 km/h, el peso de cualquier animal suelto en el habitáculo se multiplica por 35, con el evidente riesgo para el resto de los ocupantes del vehículo.

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