Ante la duda de cuál líquido refrigerante comprar, es mejor fijarse en la composición reflejada en la etiqueta y contrastarla con la recomendada en el manual de usuario del vehículo.
La razón es que existen varios tipos de líquido refrigerante o anticongelante, con diferente composición y distintas propiedades.
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Tipos y clasificación
Atendiendo a su composición, estos líquidos pueden ser del tipo orgánico (IAT) que contienen etilenglicol y son los más eficaces, duraderos y ecológicos ya que son biodegradables. También los hay inorgánicos (IAT), que utilizan otros compuestos como etileno o propileno, que son unos derivados del petróleo.
Y por último existen los mixtos o también llamados híbridos, que combinan ambos tipos de compuestos, a los que se añaden otros productos de efecto anticorrosivo, preventivos para evitar los depósitos de cal en el circuito y detergentes para mantenerlo limpio de impurezas, y que suelen ser comunes a todos ellos.

Otra clasificación que aparece en el etiquetado de los envases es la graduación del poder anticongelante del producto. Según la temperatura de congelación pueden ser de varios tipos (G11, G12, G12+, G12++ y G13) que determinan su resistencia a solidificarse con el frio abarcando una amplia escala que va desde los cinco grados bajo cero hasta más de 30 grados negativos.
Líquido refrigerante: los colores
En general, los colores que diferencian a los líquidos refrigerantes aluden a esta clasificación y los fabricantes de este tipo de productos los distinguen con pigmentos diferentes porque hay algunos que se pueden mezclar entre ellos y otros no, dependiendo de su composición.
Pero como norma general, nunca habrá que combinar los de composición orgánica con los inorgánicos porque sus composiciones son incompatibles y pueden reaccionar creando otras substancias por precipitación dentro del el circuito que causarán averías graves en el motor.
¿Se pueden mezclar?
Teniendo en cuenta que cada marca utiliza colores distintos para distinguir sus productos, antes de mezclarlos siempre habrá que verificar la composición reflejada en el etiquetado y asegurarse de que son compatibles. Y en el caso de duda, por ejemplo, al desconocer la calidad y antigüedad del líquido que equipa un coche adquirido de segunda mano, lo aconsejable es vaciar el circuito y rellenarlo con líquido nuevo.
Si el líquido refrigerante lleva mucho tiempo sin cambiarse, su aspecto en el vaso de expansión puede indicarlo al perder su coloración original y presentar un tono más parduzco.
Si llega la hora de sustituirlo, siempre habrá que hacerlo con el recomendado por el fabricante del vehículo y, como es una operación importante que se aconseja realizar en el taller, allí siempre sabrán con exactitud que refrigerante o anticongelante será el apropiado.
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