Los coches son parte de la vida diaria de millones de conductores. Buscar cómo ahorrar mientras se hace uso de los vehículos privados es una preocupación muy común entre ellos.
La primera idea casi siempre es reducir el gasto en combustible o repostar en gasolineras económicas. Más allá de este principal método, hay otros que permiten compartir los gastos que conlleva tener un coche.
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Uno que se ha puesto de moda en los últimos años es alquilar el vehículo particular cuando no se le da uso a través de diferentes plataformas. Pero, además, existe la posibilidad de aplicar lo que se conoce como carpooling.
El carpooling lleva más de una década operando en España a través de diferentes plataformas. La más conocida de ellas seguro que es Blablacar y, solo con oír ese nombre, los conductores ya sabrán qué significa este vocablo inglés. De todas formas, hay más empresas que dan este servicio: Viajamosjuntos.com, Compartocoche.com, AmiCoche, Compartir.org, DedoCar, DriveMe o Amovens.
El carpooling es compartir el propio vehículo con varios pasajeros que comparten o bien un trayecto común o el mismo destino. Gracias a la llegada de internet y las redes sociales, además de las aplicaciones para móviles, los viajes compartidos se han puesto de moda y sirven tanto para ahorrar en los viajes como para que el propietario del vehículo gane un dinero por un viaje que, de todas formas, tendría que haber realizado.
El ‘carpooling’ nace durante la guerra
Pese a que el carpooling se haya dado a conocer de manera global en este siglo, la historia de los viajes compartidos se remonta, oficialmente, a la Segunda Guerra Mundial y se consolidó en la década de 1970 en Estados Unidos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadounidense puso en marcha medidas para ahorrar caucho, necesario en la industria militar. Por esa razón, se animó a través de la propaganda a que los conductores compartieran coches y, así, se necesitarán cambiar menos neumáticos.
La crisis del petróleo de 1973 obligó a los conductores a buscar una manera para ahorrar en su consumo de combustible y optimizar los viajes en coche. Compartir el vehículo y el trayecto resultó ser la solución ideal a este problema, aunque de manera colateral también a otros.
Por ejemplo, al compartir coche se pueden utilizar los carriles BUS-VAO de muchas ciudades. También se reduce el CO2 de los trayectos al reducir el número de vehículos en circulación, lo que también mejora la fluidez del tráfico rodado.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.